Vertice 1955
P. Ignacio de Oteiza ESTABLO El establo se halla cálido de recogimiento. Hay dos hileras de vacas pacíficas y relucientes y aparecen entre sus patas sus dos ubres rosadas como dos ánforas plenas de leche materna y caliente. Tiene el establo adorno de amplias telarañas, calor de regazo materno y de lumbre. Se respira a pulmón ]l,~no el incienso callado de la mansedumbre. Los anchos y hondos ojos de las humildes vacas están transidos de paz y corazón. Tiembla la verde hierba en sus amplios labios, húmedos como la aurora y rubios como el sol. Se van hinchiendo sus combados vientres. La pesebrera rebosante de humilde hierba se amengua . Y una vaca traza un caminito de plata sobre su panza de oro con su áspera lengua. Yo que estoy lleno de ruido interne, de agonía, falto de mansedumbre, I echo mis brazos y mi alma sobre la vaca de oro que tiene regazo de madre y calor de lumbre. 33 ,l !:tffi:
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