PS_NyG_2013v060n001p0119_0146

LOS MILAGROS EN LOS EVANGELIOS cipio y el F in ” (Apo 21,5-6), momento por el que toda la creación “ g im e con dolores d e p a rto ” (Rom 8,22). 6) Perfil sacram en tal Los milagros de Jesús no se agotan en lo visible, tienen interio­ ridad, son realidades cargadas de sentido salvífico. Son epifanías del gran sacramento de Dios, Jesucristo, desvelan su misterio. En los relatos de los milagros podemos descubrir, y los evan­ gelistas lo quieren destacar, especialmente san Juan, una “transig- nificación”. Así la resurrección de Lázaro = 1Yo soy la resurrección y la v ida ” (Jn 11,25); la curación de los ciegos = 1Yo soy la luz del m undo ” (Jn 8,12); la multiplicación de los panes = “Yo soy el p a n d e la v ida ” (Jn 6,32). Pero no solo en san Juan. También los sinópticos testimonian esta “sacramentalidad”. Las curaciones de ciegos remiten a Jesús como la Luz; las de sordomudos, como la Palabra; las de los paralíti­ cos, como el Camino; las de los endemoniados, como el Libertador; las resurrecciones, como la Vida. 7) Perfil eclesiológico Todos los milagros evangélicos son narrados desde la fe de la Iglesia en Cristo, y en algunos de ellos la Iglesia se encuentra par­ ticularmente implicada. Son aquellos relatos donde se habla de la misión confiada por Jesús y de las llamadas a la fe y esperanza en Él dirigidas a los discípulos. Los relatos de la tempestad calmada (Me 4,35-41), de la pesca milagrosa (Le 5,1-11), de Jesús caminando sobre las aguas (Mt 14,22-33), la multiplicación de los panes (Me 6,31-44)..., pueden situarse dentro de esta perspectiva. Están dirigidos a los discípulos, o a Pedro, primer núcleo de la Iglesia, invitándoles a radicalizar su fe en el Señor, a una confianza audaz en su persona. La Iglesia, en su travesía histórica, deberá afrontar tormentas inevitables y situaciones embarazosas con la serenidad y certeza de que con ella está el Señor, y entregarse a la misión que le ha sido NAT. GRACIA LX 1/enero-abril, 2013, 119-146, ISSN: 0470-3790 137