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LA GRACIA ESPECÍFICA DE LA “MATERNIDAD DIVINA. de ser la ‘Madre de Jesús’ era idéntico a ser ‘Madre de Dios’. Tal pri vilegio sería la raíz de las demás admirables prerrogativas de María. San Lorenzo de Brindis será el primero -según reconoce el mariólogo Roschini- que hable expresamente de un primer principio en la Mariología. De este principio se concluye que Ella es Esposa del Altí simo, Señora de los ángeles, Reina de todos los santos, Emperatriz de todo el universo, siempre santísima, concebida sin pecado original2. “Mariología de los privilegios” se ha llamado hoy a esta visión de la Virgen, a veces con un cierto desdén. Hay que reconocer ciertamente que la maternidad divina de María no es un a priori metafísico, sino teológico, que se fundamenta en la revelación por el hecho de que la realidad de Cristo, Hijo de Dios hecho hombre, no se dio sin María como ‘Madre’3. Como advierte K. H. Menke, “de todos los dogmas 2 “Es sabido que en toda ciencia se establece un principio o axioma del que se deducen y por el que son comprobadas casi todas las conclusiones de la ciencia respectiva: por ejemplo en teología, que Dios es el primer ser; en la filosofía natural, que la naturaleza es principio del movimiento; en la moral, que se ha de hacer el bien y evitar el mal. De igual manera (en el evangelio de hoy) se establece este primer principio de la nobleza y dignidad de María: que Ella es verdaderamente Theotócos, natural, verdadera y propia Madre de Dios vivo y verdadero, el Hijo Unigénito del Padre eterno. De este principio se concluye que Ella es Esposa del Altísimo, Señora de los ángeles, Reina de todos los santos, Emperatriz de todo el universo, etc. Y de este mismo principio tenemos que deducir hoy esta conclusión: que Ella fue siempre santísima, siempre llena de gracia, sin ninguna mancha de pecado, concebida sin pecado original”. SAN LORENZO DE BRINDIS, MARJAL. M aría d e N azaret, «Virgen d e la P lenitud *, trad. A. Guzmán Sancho y Bernardino de Armellada. Intr. Bernardino de Armellada. BAC, Madrid, 2004, 515. Cf. G. M. ROSCHINI, La m ariología d i S. Lorenzo d a B rin disi , Gregoriana Editrice, Padova, 1951, 16. No es de este momento discutir las diversas opiniones sobre el así llamado ‘primer principio de la mariología’. LEO SCHEFFCZYK, Fundam entalprinzip, en M arienlexikon II, [1989], 565-567, distingue tres formas base del principio fundamental de la mariología: la primera hace derivar todas las afirmaciones mariológicas desde la maternidad divina de María (M. J. Scheeben; C. Feckes; A. Müller); la segunda ve en María no sólo a la Elegida, sino también a la socia (partner) en la Alianza (H. M. Koster; K Rahner; J. Bitremieux, B. Albrecht);. la tercera, finalmente, define a María como la “nueva Eva” (I. Billot; J. A. de Aldama) o como pro totipo de la Iglesia (O. Semmelroth). Cf. KARL-HEINZ MENKE, In cam ato n el seno della Vergine MARIA. M aria nella storia d i Israele e nella Chiesa. trad. ital., ed. San Paolo, Canisello Balsamo, 2002, 20, nota 14. 3 Cf. A. MÜLLER, /. c , 405. NAT. GRACIA LX 1/enero-abril, 2013, 95-115, ISSN: 0470-3790 97
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