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LA GRACIA ESPECÍFICA DE LA “MATERNIDAD DIVINA. unidas en torno a los Apóstoles (Hch 4,4). Según esto, ¡la iglesia adulta dejaría de ser ‘hija de María’!37 María entraría como miembro del supuesto nuevo ‘Pueblo de Dios’, cuya realidad, separada de su contexto (cristológico) ha dado paso libre a una consideración de la Iglesia más o menos ‘sociológica’, en la que el mysterium no tendría nada que decir38. Más coherente con el misterio de la maternidad de María res­ pecto de la Iglesia, es una cuidada interpretación de María en Pen­ tecostés: Juan la recibe en su casa. La recibe en su comunidad apos­ tólica, en la unión de los discípulos que van a formar la Iglesia: la Iglesia que será Madre en la fuerza del Espíritu Santo. Lo mismo que María fue hecha madre en virtud del Espíritu Santo, bien se puede ver cómo María, junto con el Espíritu Santo de Pentecostés, asiste como madre al nacimiento de la Iglesia. Su maternidad sobre Juan es su maternidad sobre la Iglesia, fundada siempre en su materni­ dad respecto de Cristo. Por todo ello, María ‘Madre de la Iglesia’ estaría realmente implícita en la misma revelación divina. Todo lo anterior se resume en la fórmula: La Iglesia es Pueblo de Dios sólo en y a través del Cuerpo de Cristo. La eclesiología no puede separarse de la cristología. Si en la eclesiología María entra como ‘hermana’ en la gracia de la filiación común a los fieles, en la cristología entra como ‘madre’: de Cristo y del ‘Cristo total’, que es la Iglesia. Madre de Cristo, extendiendo su maternidad a todo 37 “Sin embargo, esta mutua implicación cambia de signo cuando llegamos al misterio de Pentecostés. Desde Pentecostés, María es evidentemente uno de los miem­ bros de la Iglesia, una de las ciento veinte, después una de las tres mil y, por fin una de las cinco mil personas que están unidas en tomo a los Apóstoles, sin que resalte su importancia y primacía”. RENE LAURENTIN, María, prototipo e imagen de la Iglesia, en Mysterium salutis, vol. IV, tom. II, Madrid, 1975, 319. 38 In der nachkonziliaren Publizistik freilich wurde die Aufnahme des Volk- Gottes-Kapitels und seine Vorordnung vor dem Kapitel über die Hierarchie als Absage an eine christologische Konzeption und eine Relativierung der hierarchischen Gestalt der Kirche hingestellt. Das Wort vom Volk Gottes, aus seinem Zusammenhang gelöst, gab nun den Weg frei für eine mehr oder weniger rein soziologische Betrachtung der Kirche, bei der das Mysterium nichts mehr zu sagen hatte. Joseph Cardinal Ratzinger, Vorwort z u r Neuauflage: von JOSEPH RATZINGER, Gesammelte Schriften - Volk und Haus Gottes in Augustins Lehre von der Kirche, Herder, 2011, 57. NAT. GRACIA LX 1/enero-abril, 2013, 95-115, ISSN: 0470-3790 113

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