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CARLOS MONTES PÉREZ de lo simbólico, y abre las puertas a un desarrollo más extenso de la antropología especializada en este análisis; camino que presenta una enorme difusión y una gran importancia en la actualidad13. Sin embargo, esta propuesta ha de resolver la enorme dificultad que supone determinar cuál es el objeto del estudio entonces. Si no es la institución, tiene que ser, por tanto, algo que esté intrincado en el sistema cultural, que lo constituya esencialmente y que sea empí ricamente observable, aunque no unilateralmente analizable. Este elemento será el símbolo. Esta elaboración de una teoría cultural fuerte, es decir que su papel en la acción humana sea determinante, provoca, en alguna medida, la reformulación de la teoría de la acción inserta en la lla mada antropología simbólica, y su extensión en la conocida como antropología interpretativa, corriente antropológica que ha dado importantes frutos en España, como muestran los estudios del profesor Lisón Tolosana. Esta nueva forma de entender la acción humana presenta las siguientes características14. En primer lugar se trata de una acción no racional en su totalidad. Su punto de partida recae en la experiencia. Otro de los elementos destacados es que su marco de referencia es colectivo, no al modo del sistema colectivo de Durkheim, sino que es público y que se pone de manifiesto y se desarrolla en los lugares públicos. Del mismo modo se define a tra- 13 Para un desarrollo del momento de la antropología simbólica, de su transcendencia y de su importancia ver los siguientes estudios: J. A. DE LA ROTA FERNÁNDEZ, “Antropología social y semántica,” en Antropología social sin fron teras. Ensayos en honor de Carmelo Lisón , Madrid, CIS. 14 No es solamente Clifford Geertz quien pretende revindicar la insatisfacción producida por la poca importancia concedida a la cultura por parte de Talcott Par- sons. Es significativo también el ejemplo de Robert Bellah, quien ha desempeñado un importante papel en la lucha por los estudios autónomos de la cultura. Esta idea se encuentra desarrollada con claridad y con enorme intensidad en algunos de sus escritos principales como son: R. N. BELLAH, “Religious evolution” en American Sociological Review, (1964) n° 29, 358-374; “Between Religión and Science”, en: Beyond Belief, New York, Harper and Row, (1970), 237-257; “The Systematic Study of religión”, en: Beyond Belief, O. c., (1970), 266; Ver de un modo extenso los comentarios a este respecto de: B. MORRIS, Introducción al estudio antropológico de la religión. Barcelona, Paidos, 137. 66 NAT. GRACIA LX 1/enero-abril, 2013, 59-91, ISSN: 0470-3790
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