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LA RELIGIÓN COMO SISTEMA CULTURAL. cuya función consiste en modelar, no determinar, la conducta indi vidual. Una vez que se ha determinado qué es un símbolo, el paso siguiente será destacar la significación que los sistemas simbólicos tienen para el hombre. En este sentido se puede decir que son el complemento para un déficit, suponen una compensación29. La tesis que defiende el antropólogo norteamericano de un modo radical supone interpretar los procesos genéticos en el hom bre como suministradores de una información demasiado general e insuficiente, es decir, que en la mayoría de los aspectos somos defi citarios en este tipo de informaciones respecto a otros animales infe riores. Lo mismo ocurre con otro tipo de mecanismos individuales. Por tanto, pasan a ser fundamentales los modelos de información elaborados colectivamente, o sea formados como sistemas cultura les. Esta idea relativa al déficit, y a la necesidad de compensación a través de la cultura aparece expresada en los artículos publicados en los años 60. Desde entonces los descubrimientos en la ciencia genética han avanzado significativamente dejando entrever una capacidad de información en los genes mucho mayor que la que podría suponerse hace algunos años. Aun así la idea de compen sación resuena con fuerza. Al comparar la función genética con la función simbólica olvida Geertz aquellos casos conocidos en los que los animales modelan gran parte de su conducta conducidos por procesos de aprendizaje que responden a modelos con una base fuertemente social. Las modernas investigaciones etológicas han puesto luz sobre este problema30. 29 “Sólo porque la conducta humana está tan débilmente determinada por fuentes intrínsecas de información, las fuentes extrínsecas son tan vitales”. Cl. GEERTZ, “La religión como sistema cultural”, en: La interpretación de las culturas , O. c., 90-93; Ver las aportaciones de la llamada antropología de la compensación: O. MARQUARD, Filosofía de la compensación. Barcelona, Paidós Estudio, 2001. 30 Basta consultar a este respecto los siguientes estudios: R. HALLOWAY, “Culture: a human domain”, en Current Anthropology, n° 10, 395-412; H. CALLAN, Biología y sociedad , México, F.C.E., 1970; I. EIBL-EIBESFELDT, El hombre prepro- gramado, Madrid, Alianza, 1981. NAT. GRACIA LX 1/enero-abril, 2013, 59-91, ISSN: 0470-3790 75
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