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IGLESIA, RELIGIONES Y SALVACIÓN. toles Pedro y Pablo; y defendió que la salvación se da dentro de la Iglesia: “ Pues n ad ie constituido fu e r a d e los bienes del Señor p u ed e ad qu irir p a r a s í mismo los alim entos d e la sa lv a c ión ’*.Y también Clemente de Alejandría, a pesar de sus afirmaciones sobre el verda­ dero gnóstico, defendió que la verdadera gnosis era la tradición que se remontaba hasta los apóstoles. Los grupos rigoristas, que se consideraban la verdadera Iglesia en la que se encontraba la salvación, continuaron en el siglo III en las sectas de Novaciano, de Montano y de Donato. En el mon­ tañismo entró un autor tan ilustre como Tertuliano, el cual fundó luego la nueva secta del tertulianismo. Sobre estas corrientes heréticas, escribía Orígenes: i(P ara n ad ie hay salvación a no ser en la sangre d e Cristo . .. Venga a esta casa, en la cu a l está la sangre d e Cristo en signo d e red en c ión ... Que n ad ie se p e r su a d a a s í mismo, qu e n ad ie se en gañ e a s í mismo: Fuera d e esta casa, esto es, fu e r a d e la Iglesia, no se salva n ad ie ( “extra h an c domum , id est extra ecclesiam , n em o s a lv a tu r”). Pues si algun o saliese fu e r a d e ella, él mismo se h a c e reo d e m uerte”5. La idea de que no hay salvación fuera de la Iglesia aparece ya en esta homilía de Orígenes6. El más conocido defensor de la unidad de la Iglesia y de la salvación en ella en la antigüedad es seguramente Cipriano, obispo de Cartago, el cual escribió el tratado De unitate Ecclesiae. En él se afirma la necesidad de pertenecer a la Iglesia para salvarse: “Y la Iglesia es una sola, au n qu e se extiende am pliam en te fo rm a n d o una multitud d eb id o a su crecien te fecu n d id a d . Igual qu e son muchos los rayos d el sol, p e r o una sola es la lu z ... Quien separándose d e la Iglesia se un e a una adúltera, se separa d e las p rom esas d e la Iglesia; y no a lc a n z a r á los p rem io s d e Cristo qu ien a b a n d o n a la Iglesia. Éste 4 IRENEO, Adversas haereses, IV,13,3; en Irenée. Contre les hérésies, París, Ed. du Cerf, 1965, 532-533- (Sources Chrétiennes 100). 5 ORÍGENES, In Iesu nave , Homilía III, n. 5 (MIGNE, PG., 12, 841-842). 6 Sobre el desarrollo histórico de esta expresión, cf. J. RATZINGER, El nuevo pueblo de Dios, Barcelona, Herder, 1972, 375-389. NAT. GRACIA LX 1/enero-abril, 2013, 9-58, ISSN: 0470-3790 11

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