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MODESTO BERCIANO unidad del género humano se funda en que todos los hombres son descendientes de un mismo padre, Adán. Esta unidad del género humano está también presente en la encarnación del Verbo. En la encarnación se entiende que el Verbo asume la humanidad como unidad y totalidad. Con ello, la humanidad una, como cuerpo de Cristo, fue llamada a participar de la vida de Dios. Esta misma humanidad, al ser asumida por el Verbo, ha quedado convertida en el pueblo de los hijos de Dios. Y todo esto es anterior a la funda­ ción de la Iglesia visible y jurídica. Al instituir la Iglesia esta huma­ nidad ha adoptado una concreción en el plano social y jurídico, que es lo que llamamos Iglesia. Como tal, el pueblo de Dios tiene ya por la encarnación una orientación real hacia la concreción en el plano social y jurídico en lo que se llama Iglesia, la cual fue luego fundada por Cristo en un momento histórico concreto. Todo el pueblo de Dios, toda la huma­ nidad, está llamado a incorporarse a la Iglesia visible fundada por Cristo como sacramento de salvación. A lo largo de la historia, esta llamada se ha dado a los diferentes pueblos y culturas en momen­ tos diferentes. Pero mientras no se dé esta incorporación visible, la humanidad está ya asumida en la encarnación y goza de esa unión, que es ya comunión de gracia. Quien vive esa comunicación libre­ mente aún sin ser miembro de la Iglesia visible está ya orientado hacia ésta. En esto consistiría el votum ecclesiae o el deseo implícito de incorporarse a la Iglesia visible. A este deseo implícito de quien vive la comunicación de la gracia de Dios, Rahner lo llama cuasi- sacramental , ya que participa del sacramento primordial, que es Cristo y del sacramento cristiano general y primero, que es la Igle­ sia. La definición de la Iglesia como Cuerpo de Cristo y el hecho de la encarnación por el que se asume la humanidad una, harían que se pueda hablar de cuasisacramento en el sentido indicado76. De esta manera se compaginarían la necesidad de medio de pertenencia a la Iglesia para la salvación y la posibilidad de sal­ vación de quienes no pertenecen a la Iglesia con vínculo social y 76 Ib., 83-91. 32 NAT. GRACIA LX 1/eneroabril, 2013, 9-58, ISSN: 0470-3790

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