PS_NyG_2012v059n003p0515_0541

SATURNINO ARA BURUGORRJ consideración del grado, al alcanzado en la actualidad, en madurez humana o humanismo, en fraternidad universal, en el desarrollo eco­ nómico de los pueblos y sociedad civil, en el campo de los deberes y derechos de la persona humana, en el del uso y gobierno de la naturaleza o alianza entre el mercado y el medio ambiente, en el de la colaboración de la familia humana al desarrollo de los pueblos constituidos en diversidad de religiones presentes en la esfera públi­ ca, en el de la subsidiariedad y solidaridad con las culturas diversas y otros más aspectos y temas sugeridos y tratados en la carta encíclica “Caritas in Veritate ”, con la claridad que caracteriza las enseñanzas de Benedicto XVI. Recuerdo tres actitudes o situaciones que pueden ser significa­ tivas, en el caso de querer dar con la noción y situar debidamente los contenidos de la nueva evangelización a realizar. Primero, el hoy del indiferentismo religioso y del ateísmo, el del consumismo y del materialismo y el del progreso técnico, al mismo tiempo el del desa­ rrollo humano integral en la caridad y la verdad, materia, insistimos, expuesta magistralmente por Benedicto XVI en la citada encíclica “Caritas in Veritate ”. Segundo, en el empeño y compromiso por el Atrio de los gentiles, como un espacio cultural, iniciativa, también de Benedicto XVI, dedicada a fomentar el diálogo entre creyentes y no creyentes.’’Ilustración, religión y razón común”, reza la convoca­ toria del encuentro de París, celebrado los días 24 y 25 de marzo de 2011. Idea lanzada ya por el mismo Benedicto XVI, con ocasión de la felicitación a la Curia Romana, en diciembre del 2009. Y en ter­ cer lugar, la aceptación de la proximidad de la Iglesia a los pobres, mediante la práctica de las obras de caridad, actitud de ayuda que viene realizando esta Iglesia católica, a través de todos los siglos de su existencia, ya, a partir de las primeras comunidades de cristianos que organizaron y constituyeron el servicio de diaconía. Servicio y obras de caridad que la Iglesia ofrece, más tarde, en la Edad Media, primero, mediante los monjes y eremitas, luego con y en los monasterios, finalmente con los mendicantes y cofradías. En la Edad Moderna por y con los institutos de caridad y, más reciente­ mente, con la presentación y la propagación de la Doctrina Social de 520 NAT. GRACIA LIX 3/septiembre-diciembre, 2012, 515-541, ISSN: 0470-3790

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