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LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, TAREA Y MISIÓN DE LOS COMPONENTES. vitales, se descubre remitido a un fundamento que lo sostiene, inter­ pela, acompaña y espera. “La f e implica también un ejercicio d e opción y riesgo, qu e los creyentes en tendem os inspirado y sostenido p o r el mismo Dios. Bus­ cam o s a Dios, pero, a l encontrarle, descubrimos qu e Él nos busca­ ba, esperaba y am a b a antes d e qu e nosotros hubiéram os d a d o el p rim er p a s o b a c ia Él. Algo qu e recu erd a muchas veces la Escritura: ‘D ios in fundió en vuestro co razón el Espíritu d e su Hijo qu e os h a c e ex c lam a r .”¡Abba, P ad re!” (Gal 4,6); “Nadie p u ed e d ecir \Jesús es el S eño r”sin la fu e r z a del Espíritu” (Cor 12,3); ‘Dios nos am ó p r im e r o ” (Jn 4,10). Por eso, p od em o s d ecir qu e la f e es gratu ita en un doble sentido: p o rqu e no la m erecemos n i obtenemos p o r nuestros prop ios méritos y p o rqu e no se impone con la fu e r z a d e la argum en tación ap od íctica o d e la ev idencia empírica, sino qu e ap ela a nuestra li­ b ertad suavemente, cu an d o nos tomam os la vida y su sentido lo su­ ficien tem en te en serio, d ejan d o un margen raz on ab le tanto p a r a la con fian z a com o p a r a el escepticism o”. (Esto es lo que escribe P. GO­ MEZ SERRANO, Nos sobran motivos. Una invitación a l cristianismo , Madrid, PPC, 2010, 315-316). Nueva evangelización es la realización de la tarea misional que consiste en dar a conocer a Cristo, Dios y Hombre. Particular que señalamos y destacamos en el segundo apartado de este ensayo. Para ello, se hace necesario, en primer lugar, aceptar el anuncio de su Encarnación, luego, admitir y conocer el mensaje evangélico y al mismo tiempo recibir la catequesis o adquirir los conocimientos de fe propios de los conversos o iniciados, y/o formación cristiana, exigida en orden a poder practicar y cumplir los mandamientos y bienaventuranzas, más adelante recibir los sacramentos, como creí­ bles y deseables y, finalmente, lograr realizar la verdad del Reino de Dios en el momento histórico de la propia existencia. Nuestro momento histórico está exigiendo una evangelización que, ante todo, se plantee los problemas que se suscitan en las re­ laciones entre la ciencia y la fe, la tecnología y la ética, y esa serie de otras cuestiones que esto conlleva, como la atención o atenta NAT. GRACIA LIX 3/septiembre-diciembre, 2012, 515-541, ISSN: 0470-3790 519

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