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SATURNINO ARA BURUGORRI Aunque la expresión “nueva evangelización” haya sido cier­ tamente divulgada y suficientemente asimilada, sigue no obstante siendo una definición aparecida recientemente en el universo de la reflexión eclesial y pastoral y con un significado no siempre claro y estable. Habiendo sido introducido por el papa Juan Pablo II, ini­ cialmente -sin un particular énfasis, y casi sin dejar presagiar el que habría asumido ulteriormente- durante su viaje apostólico a Polonia, el término “nueva evangelizadón” fue usado de nuevo y relanzado por el mismo pontífice, sobre todo, en su Magisterio dirigido a las Iglesias de América Latina. El papa Juan Pablo II recurrió a esta ex­ presión para hacer de ella un instrumento de intrepidez; la introdujo como un medio de comunicación de energía en vista de un nuevo fervor misionero y evangelizador. A los Obispos de América Latina dijo: “La conm em oración del m edio m ilenio d e evangelización ten­ d rá su sign ificación p len a si es un comprom iso vuestro com o obispos, jun to con vuestro presbiterio y fieles; comprom iso no d e re-evangeli- zación , p e r o s í d e una evangelización nueva. Nueva en ardor, en sus métodos, en su expresión Se precisa, al final del número 23 : “Nueva ev an g eliz a ción ” no significa un “nuevo Evangelio ” p o rqu e Jesucristo es el mismo ay er y boy y siem p re ” (Heb 13,8). “Nueva evangelización ” qu iere decir: una respuesta a d e c u a d a a los signos d e los tiempos, a las n ecesidades d e los hom bres d e los pu eblos d e hoy, a los nuevos escenarios qu e dise­ ñan la cultura a través d e la cu a l mostramos nuestras identidades y buscam os el sentido d e nuestra existencia. “Nueva evangelización ” significa, p o r lo tanto, p rom ov er una cultura más p rofund am en te en r a iz a d a en el Evangelio; qu iere d ecir descubrir a l h om b re nuevo qu e existe en nosotros g racia s a l Espíritu qu e nos h an d a d o Jesucristo y el P a d r e ”. Los L ineam en ta nos hablan de la nueva evangelización como medio y manera de transmitir la fe. Y hemos de tener muy en cuenta que la fe no puede transmitirse. Efectivamente, la fe es una relación de confianza y amor que resulta personal e intransferible. A la fe accede cada ser humano cuando, en medio de sus circunstancias 518 NAT. GRACIA LIX 3/septiembre-diciembre, 2012, 515-541, ISSN: 0470-3790

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