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SATURNINO ARA BURUGORRI siga siendo para ellos el “Dios desconocido ”(cf. Hch 17, 23). Debían poder rezar al Dios desconocido y, sin embargo, estar así en relación con el Dios verdadero, aun en medio de las oscuridades de diversas clases. Creo que la Iglesia debería abrir también hoy una especie de “patio de los gentiles” donde los hombres puedan entrar en contacto de alguna manera con Dios sin conocerlo y antes de que hayan en­ contrado el acceso a su misterio, a cuyo servicio está la vida interna de la Iglesia. Nosotros, en cuanto creyentes, debemos amar también a las personas que se consideran agnósticas o ateas. Ellas, tal vez, se asus­ tan cuando se habla de nueva evangelización, como si ellas debie­ ran transformarse en objetos de misión. Sin embargo, la cuestión sobre Dios permanece igualmente presente también para ellos. La búsqueda de Dios ha sido motivo fundamental a partir del cual ha nacido el monacato y, con él, la cultura occidental. El primer paso de la evangelización consiste en tratar de mantener alta la tensión en dicha búsqueda. Es necesario perseverar en el diálogo no sólo con las religiones, sino también con los que consideran la religión como una cosa extraña. La imagen del “patio de los gentiles” se nos ofrece como un ulterior elemento en la reflexión sobre la “nueva evangelización”, que pone de manifiesto la audacia de los cristianos de no renunciar jamás a buscar positivamente todos los caminos para delinear formas de diálogo que correspondan a las esperanzas más profundas y a la sed de Dios de los hombres. Tal audacia permite colocar dentro de este contexto la pregunta sobre Dios, compartiendo la propia experiencia en la búsqueda y comunicando como un don el en­ cuentro con el Evangelio de Jesucristo. Una análoga capacidad, una actitud similar, exige un primer momento de autoevaluación y de purificación, para conocer los vestigios de temor, de cansancio, de aturdimiento, de repliegue en sí mismo, que la cultura en la cual vi­ vimos, haya podido generar en nosotros. En un segundo momento, será urgente el impulso, la puesta en marcha, gracias a la acción del Espíritu Santo, hacia aquella experiencia de Dios como Padre, que el encuentro vivido con Cristo nos permite anunciar a todos los hom- 534 NAT. GRACIA LIX 3/septiembre-diciembre, 2012, 515-541, ISSN: 0470-3790

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