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MARÍA “MADRE SACERDOTAL" EN EL PUEBLO DE DIOS. maravillas de quien los llamó de las tinieblas a la luz admirable (c f 1 P 2,4-10). Por ello, todos los discípulos de Cristo... ban de ofrecerse a sí mismos como hostia viva, santa y grata a Dios (c f Rm 12,1). El sacerdocio común de losfieles y el sacerdocio ministerial ojerárquico se ordena el uno para el otro, aunque cada cual participa deforma peculiar del sacerdocio de Cristo. Su diferencia es esencial no solo gradual”42. Es, por tanto, el bautismo, la gracia de la filiación divina, la raíz de ese sacerdocio: “En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y co­ herederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados (Rm 8,14-17). Predestinados a reproducir la imagen de su Hijo (Rm 8,29). Pues fie l es Dios, po r quien habéis sido llamados a la comunión con su hijo fesucristo, Señor nuestro (ICor 1,9). Por cuanto nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor; eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio defesucristo ( Ef 1,4-5 )... El nos libró delpoder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor (Col. 1, 13) ” Es un dato constante en el Marial de San Lorenzo que siempre que habla de la predestinación de María a la gracia (de la filiación), considera superior (evidentemente como gracia) su predestinación a la maternidad. María es predestinada a la gracia y, además a la ma­ ternidad divina. He aquí los textos: “Porque Cristofue predestinado hijo de María y al mismo tiempo María, Madre de Cristo. Esta luz solar es la dignidad de la materni­ dadpara la quefue elegida. Luz más esplendente que la luna y lugar superior a la luna por la excelencia de la gracia, y corona de estrellas 42 Cf. arriba, nota 8. NAT. GRACIA LIX 3/septiembre-diciembre, 2012, 481-514, ISSN: 0470-3790 509

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