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CRISTIANISMO Y PLATONISMO. SEDUCCIÓN Y RECHAZO todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusti­ cia, sino que se regocija con la verdad... En una palabra, ahora exis­ ten tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande todas es el amor ' ,6°. Es un himno sublime, que no necesita comentarios. En él se halla el mandamiento nuevo y la esencia del mensaje cristiano, pero no en forma imperativa, sino con palabras poéticas, sublimes, insu­ perables. El complemento a este himno, lo encontramos en la más alta ex­ presión sobre la naturaleza divina. Es un texto del discípulo amado, el que supo de verdad lo que era el amor divino. Dice así: “ Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su ple­ nitud. En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que dado de su Espíritu ”61. 60 1 Corintios 13, 1-13. 61 1Juan 4, 7-10. NAT. GRACIA IiX 3/septiembre-diciembre, 2012, 451-480, ISSN: 0470-3790 479

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