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ÁNGEL INFESTAS GIL Pedro Hespanha (1996) coincide, en líneas generales, con la tipificación anterior y profundiza, desde una perspectiva crítica, en los aspectos que definen a cada una de las etapas. Frente a una afirmación muy extendida según la cual la so­ ciología portuguesa sólo empezó a partir de la ‘revolución de los claveles’, José Madureira Pinto (2004) distingue cuatro grandes eta­ pas. La primera, ‘os primordios’, se inició en las últimas décadas del siglo XIX y se caracterizó por una indiferenciación disciplinar y por niveles mínimos de institucionalización; duró hasta el golpe militar de 1926. Con éste se entró en una segunda etapa, que califica como ‘interregno’, durante la cual toda reflexión sociológica fue considera­ da como actividad subversiva contraria a la seguridad del estado. En los primeros años sesenta comenzó la tercera etapa, que supuso un ‘novo fólego’ para la sociología portuguesa y se empezaron a perfilar algunos rasgos que la caracterizan actualmente. Por último, en 1974 se puso en marcha la cuarta etapa, durante la cual se consolidó e institucionalizó. Anália C. Torres (2009) traza, a grandes rasgos, el origen y la evolución de la sociología portuguesa en torno a los períodos si­ guientes: 1) el tiempo de los pioneros (finales del siglo XlX-primer cuarto del siglo XX); 2) la dictadura (1926-1962); 3) los ‘iniciadores’ (1962-1974), entendiendo por tales los investigadores del Gabinete de Investigado Sociológica agrupados en torno a Adérito Sedas Nunes, y 4) institucionalización y consolidación, que hizo posible la restau­ ración democrática de 1974. Luís Baptista y Paulo Machado (2010) esbozan una tipología básicamente coincidente con los tres últimos autores citados, aunque con matices relevantes. Distinguen una primera etapa que hacen coincidir con las últimas décadas del siglo XIX y definen como la ‘época de los pre-sociólogos’, con Teófilo Braga como figura más destacada. En la segunda época, ‘primer cuarto del siglo XX’, señalan la aportación de Antonio Sergio. La tercera época corresponde a la ‘dictadura salazarista’, que representó una ruptura en la continuidad de la implantación de las ciencias sociales, con Victorino M. Godinho 390 NAT. GRACIA LIX 3/septiembre-diciembre, 2012, 383-432, ISSN: 0470-3790

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