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LOS ANTECEDENTES DE LA SOCIOLOGÍA PORTUGUESA consolida definitivamente en las dos décadas centrales del siglo, al disfrutar de condiciones óptimas en la enseñanza, la investigación y la actividad profesional. Ante tal evolución de la sociología en el mundo occidental, no puede extrañar que Estados Unidos se con­ virtiera en un foco de atracción para los europeos que aspiraban a restablecerla en sus países6. En el análisis de la situación de la sociología portuguesa en esas décadas, si bien conviene tener presente ese contexto interna­ cional, hay que destacar, a su vez, las circunstancias históricas que vivía el país y que marcaron el desarrollo de los estudios científicos de la sociedad. En 1926 un golpe de Estado acabó con los intentos de modernización política que, con mejor intención que resultados, habían pretendido los sucesivos gobiernos de la Primera República. Y también acabó con los esfuerzos por implantar la sociología como ciencia positiva, guía del progreso de la sociedad7. La vinculación predominante de los iniciadores de la sociolo­ gía portuguesa a la causa republicana le pasó factura en el período siguiente, en que acabó prácticamente desterrada del ámbito acadé­ mico. La dictadura supuso en Portugal una ruptura en la continuidad de una sociología que, con las limitaciones antes señaladas, se había iniciado a finales del siglo XIX, como en otros países europeos; sig­ nificó el fracaso de la posibilidad de crear una tradición científica en las ciencias sociales, sobre todo en sociología8. 6 Sobre el desarrollo institucional de la sociología norteamericana durante las décadas centrales del siglo XX y sus relaciones con la sociología de los países euro­ peos puede consultarse la obra bien documentada de Josep Picó, Los años dorados de la sociología (1945-1975) (Madrid, Alianza, 2003). 7 En estos primeros pasos de la sociología portuguesa conviene tener en cuenta la doble faceta teórica y política de Teófilo Braga. 8 “O que verdadeiramente aconteceu foi que, há meio século, se deu urna ruptura violenta numa das mais ricas e fecundas tradi^óes da cultura portuguesa, ruptura que localizamos em 1929, data a partir da qual as concepgóes sociais foram entre nós oficialmente preteridas para darem lugar as concepgóes corporativistas. Sob a ditadura salazarista a palavra social foi votada a urna certa maldi^áo, assim como as suas derivadas socialismo e sociologia” (Sá, 1978: 8). NAT. GRACIA LIX 3/septiembre-diciembre, 2012, 383-432, ISSN: 0470-3790 401

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