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MIGUEL DE UNAMUNO. EL JUEGO DE LA LÓGICA Y LA LÓGICA DEL JUEGO cativa titulada Educación intelectual, Moral y Física. Spencer pensa­ ba que, siguiendo la teoría de la evolución de Darwin, los organismos biológicos evolucionan adquiriendo nuevos rasgos por adaptación al medio ambiente. Para Spencer, ni siquiera las tendencias humanita­ rias, deben interferir las leyes naturales, que indican que el más apto sobrevive y el resto perece. Esta teoría la aplicó a las manifestaciones del espíritu, sobre todo a la educación. Y es lo que va a hacer Avito. Don Avito instruye a su hijo Apo- lodoro en la línea de la ortodoxia positivista spenceriana; le habla con sumo respeto de Spencer “fíjate bien -le dice- en este nombre, hijo mío, Spencer, ¿lo oyes? Spencer, no importa que no sepas aún quien es, con tal que te quede el nombre, Spencer, repítelo, Spen- cer... ”(270). A Sinforiano, discípulo de Avito, que vive en la pensión con él, y que curiosamente está matriculado en Ciencias Naturales (referen­ cia a Darwin) es a quien le informa Avito del plan: “Tiempo hace que maduro un vastoplan para llevara lapráctica mis teorías, aplicando mi pedagogía sociológica in tabula rasa...y..y Sí; voy a hacerme padre y.,y Medita en efecto, Carrascal buscar mujer a él y a su obra adecuada, y con ella casarse para tener de ella un hijo en quien implantar su sistema depedagogía sociológica y hacerle genio” (207-208). Y lo hace, como buen científico, para probar esta teoría con hechos, como le dice a su discípulo Sinforiano. He aquí un hombre resuelto en forma científica. Dado que el hombre es un animal más de la naturaleza, debe someterse también a las leyes de ésta. Como las abejas que con un vulgar huevecillo de hembra, pero con un trato especial y alimentando a la larva con pasta real o regia, sacan de él la reina y no una simple abeja obrera, pues así debe suceder al hombre. Y hay que empezar por el estado embrionario. “ Tómese un niño cualquiera, en su estado embrionario, y aplíquesele la pedago­ gía sociológica y saldrá un genio”(206). Pero ha de ser masculino, por la misma ley que la abeja es femenina. NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 313-339, ISSN: 0470-3790 319