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MIGUEL DE UNAMUNO. EL JUEGO DE LA LÓGICA Y LA LÓGICA DEL JUEGO que Avito no sólo es científico, sino que tiene fe en la ciencia; de ahí toda la simbología del altar. Otra característica fundamental de lo humano es el aprendizaje del lenguaje; por eso cada día dedica Don Avito un rato a “fro ta r le bien la c a b e z a p o r en cim a d e la o reja izqu ierda p a r a excitar a s í la circu lación en la p a rte correspondien te a la tercer circunvolución fr o n ta l izqu ierda, a l centro del lenguaje, pu es algo d e la excitación h a d e atravesar el crán eo y ay u d a r a l niño a romper a hablarv (244). Y es que para Unamuno el lenguaje es la clave para la libertad, por­ que así el niño juega a creador forjando, de todas las piezas palabras, afirmando la “ orig in alidad orig inaria qu e p a r a tener mas tarde qu e en tenderse con los demás, h a b r á d e sa c r ifica r”Q&X). Porque con la facultad de hablar se ejerce la imaginación, inventando mentirijillas y de este modo se adiestra en la única potencia divina, burlándose de la lógica, despertándosele el sentido de lo cómico, que se recrea en toda incongruencia y en todo absurdo (264). Los niños comienzan creando palabras absurdas, porque primero fueron las palabras y después su sentido (261). Como puede apreciarse, para Unamuno la palabra, que comienza al servicio de la imaginación, potencia divina, es lo primero, lo que fundamenta las relaciones y es la que engendra las ideas. Por­ que hay palabras sentimos y pensamos. Pero para adquirir ideas Avito exige comer mucho fósforo, que el fósforo alimenta la cabeza, para lo cual hay que tupirle de habas. Mejor que carne, que es instinto atávico. “ Y luego a c a b a r é d e leerte la biografía d e Newton... ¡Qué g ran hom bre! ¿no te p a r e c e ?/.../ Si saliese nuestro hijo un Newton../.../. Y¿si sale h ija ? -d ic e ella p o r d ecir algo, a lo qu e se p o n e muy serio Avito, qu e no qu iere con tar con la g e n ia ” (227). Por fuerza el genio ha de ser masculino. Después de lo dicho se puede advertir, que Unamuno confeccio­ na el personaje de Avito como una encarnación del espíritu científico positivista de la época en España, cuyo representante central sería el francés Augusto Comte (1798-1857). Es sabido que este autor piensa que la humanidad ha pasado por tres estados: teológico (= respuestas en lo sobrenatural) metafísico (respuestas en lo abstracto, ideas) y po- NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 313-339, ISSN: 0470-3790 317

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