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MIGUEL DE UNAMUNO. EL JUEGO DE LA LÓGICA Y LA LÓGICA DEL JUEGO Unamuno no combate la lógica por medio de una exposición lógica, sino muestra que debemos emanciparnos de ella. ¿Cómo po demos hacer para emanciparnos? Haciendo una novela que sea un juego, una comedia. ¿Porqué una comedia? Porque esta es la con dición de posibilidad de introducir nuestra morcilla. Sabido es que la morcilla es aquella palabra o frase que meten por su cuenta los actores y que no está en el guión. Pues bien, el meter la morcilla es el momento metadramático, al decir de Unamuno. Pero ¿dónde está la morcilla en esta novela? Según el propio Unamuno está en el comienzo de la novela, en el momento en que Avito yendo a ver a Leoncia, se enamoró por causalidad de Marina, en aquel momento de libertad... ¿de libertad o de amor? El amor para Unamuno es libertad. Desde esta libertad interior, de ser quien uno quiere ser, y no quien nos impongan, es el fundamento de toda creación y de toda personalidad y, me atrevo a decir, el fundamento último de toda obra unamuniana. El hombre concreto visto desde la libertad para ser sí-mismo, para ser un ge nio. Toda broma, confusión, contrariedad, artificios, humor, burlas, parodias, autoreflexiones, etc., están, no para ser justificadas por una causa, sino para una causa. Para ser autor; y se es autor creándose. Y se crea así mismo como autor, intentando meter la morcilla. Dice D. Fulgencio: “genio es aquel cuya morcilla se ve obligado a aceptar el Supremo Dramaturgo. Es, pues, menester obligar al Autor Supremo a que meta en el papel nuestras morcillas, ya que del papel mismo surgen. O hablando exotéricamente, genio es el que corrige la plana al Supremo Autor, y como este Autor sólo en nosotros, por nosotros y para nosotros los cómicos es, vive y se mueve, genio es el Autor mismo encarnado en comediante y corrigiéndose a sí mismo la comedia por boca de éste" ( 256 ). Es condición de nuestra libertad ser un comediante y aceptar el papel para poder tener la posibilidad de introducir nuestra morcilla en ese papel y se vea obligado el Supremo Dramaturgo a insertarla en el guión que nos ha asignado. Somos libres en tanto que come- NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 313-339, ISSN: 0470-3790 337
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