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LUIS ANDRÉS MARCOS Una vez más hay que tener cuidado con el juego de la confu­ sión en que a veces nos enreda el texto unamuniano. Efectivamente, no sería un ataque a la ciencia misma, sino a la ciencia mal entendi­ da, como venimos señalando; y eso de que no ha hecho nada por mostrarlo es una sutil ironía, porque toda esta novela es la mostra­ ción (no demostración), de esta idea. Lo que sucede es que es ver­ dad que no lo ha mostrado con la lógica de la ciencia, que es como nosotros, como buenos espíritus científicos, hubiéramos esperado que lo hiciese, sino con la novela misma. Y ¿qué es lo que le permite el género novelesco que no le per­ mite el género llamado filosófico? Conocerse a sí mismo como autor. En la novela el autor Unamuno, juega a ser autor. ¿Para qué? Para liberarse de la muerte, pues, de acuerdo con Unamuno, el hombre sólo existe en la medida en que es creador, y no en la medida en la que otros lo determinan en su modo de ser. El modo de ser humano es ser creador. Y ¿como crearnos? Creando a otros. Nos conocemos, conociendo otras cosas que no somos nosotros, y nos autorepresen- tamos representando otros personajes. Solo en el hacer, nos hace­ mos. Somos una autopoíesis. El supremo juego y el supremo arte es hacernos como hombres libres que actúan, no al dictado de otros, sino del yo mismo. Sólo haciendo una obra creadora, desde la ló­ gica del juego, nos libramos de cualquier determinismo, de la lógica de la ciencia. Respecto a este tema, así se expresa el propio Miguel de Una­ muno en carta a Santiago Valentí (8-4-1900): “Acaso en el fondo sea mi concepción del Universo poética más que otra cosa, y de raíz poética mifilosofía, y mi odio a la ideocracia y mi amor a lo inconcreto, a lo indiferenciado, proteico, palpitante de vida. A nadie admiro acaso mas que a Goethe, cuya comprensión del Universofue tan vasta que no le cupo en sistema alguno, y pudo decir que era a la vez deísta, panteísta, politeísta y ateo. Se elevó a aquellas alturas en que se comprende todo y todo se justifica, en que se ve que los contrarios no se excluyen mas que en apariencia, se libertó de los conceptos cortantes, definidos, excluyentes, burilados a cincel lógico. Y 332 NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 313-339, ISSN: 0470-3790

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