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LUIS ANDRÉS MARCOS creado por Unamuno como autor para salirse de la lógica de la cien­ cia y poder no morir. Y de este modo somos llevados en la novela desde el juego de la lógica a la lógica del juego. Con el arte, con el juego, creamos, surge lo nuevo y eso no se somete a la lógica de la ciencia, sino que rompe con ella. O mejor, crear es romper la lógica de la ciencia y convertir la ciencia en un juego que tiene “su” lógica. Y esta lógica vale únicamente para ese juego pero no para el ámbito total de la vida y de la persona en su integridad. La vida es cosa de arte y juego, no de ciencia. La lógica de la ciencia ha de ser sustituida por la lógica de la vida, del arte, del jue­ go. El juego tiene su lógica, como la vida, y la lógica de la ciencia no abarca ni colma la lógica de la vida. Avito está jugando al juego de la lógica (de la ciencia), y como no es consciente de ello, cae y hace caer a los demás, en un juego trágico. ¿Porqué sabemos esto? Porque el autor ha colocado a Avito en un ámbito donde dicha lógica no tiene más remedio que fracasar. Y fracasa porque no puede abarcar ámbitos que son más amplios que su propio radio de acción. De otro modo, la ciencia no puede abarcar el ámbito de la vida. Esta vida la ubica Unamuno en la educación de un niño, de su propio hijo, que educado conforme a dicha lógica, se reduce a ser un muñeco que se le va acostumbrando a perder la voluntad de vivir, del hambre de vida, para terminar (en buena lógica vital) suicidándose, ante tanto fracaso acumulado. Y esta novela efectivamente es un juego que no tiene lógica científica, lo único que pretende Unamuno es romper su hechizo para ser libres, para poder no morir, porque esa lógica nos lleva a la muerte y no nos deja amar. Por eso aconseja D. Fulgencio a Apo- lodoro: “Sé ilógico a sus ojos hasta que renunciando a clasificarte se digan: es él, Apolodoro Carrascal, especie única. Sé tu mismo, único e insustituible. No haya entre tus diversos actos y palabras más que un sóloprincipio de unidad: tú mismo ” (115). Hay que comprender la novela entonces, como una burla de la lógica del juego, es decir, de la vida, sobre la lógica de la ciencia, 328 NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 313-339, ISSN: 0470-3790

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