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LUIS ANDRÉS MARCOS a entrometerse en los planes de la Pedagogía sociológica. La voz inte­ rior, la conciencia, le repite: 1Has ca íd o Avitoy volverás a c a e f . Bien y ya tenemos la vida de Avito escindida en dos: el deseo de actuar conforme a la ciencia, frente a la naturaleza vital (heren­ cia, amor, cultura, afectos...) que se le va imponiendo. Y la vida de Marina escindida en dos: su propio ensueño de madre natural y a su lado su marido, que come, bebe y pronuncia palabras extrañas (científicas). Y Marina, “ p o b r e m ateria soñolienta m ira con sus tersos ojazos cán d id os a la figu ra dom in an te d e su su eño (Avito); despiér­ tale la son ata las dorm idas ternuras m aternales y em p ieza a inun ­ d arle el co razón m aternal p ied ad , p ie d a d jug o sa h a c ia el p a d r e del fu tu r o su eñ o ” (230). Marina ya no va a salir de su sueño de madre, madre del niño de sus entrañas y madre de Avito, pues comenzará a no entenderlo y por tanto a compadecerse de él, pues lo ve como hijo descarriado de la vida. Marina es el sueño de la naturaleza, de la madre, de la compasión y Avito, el de la Ciencia, el del padre, el de la inteligencia. Y en estas escisiones nace el genio. Una vez nacido se ocupa de él Avito, el científico, que lo pesa y lo repesa, lo mide desde todos los ángulos y anota en el cuadernillo. El cuadernillo del genio. Ya tenemos la cosa, el sujeto. ¿Cómo llamarlo? ¿Y el nombre? Nombre griego por ser griega la ciencia. Sonoro y significativo. Y entra en escena el filósofo, don Fulgencio, a través de una respuesta por carta a una consulta que le hizo Avito. D. Fulgencio Entrambosmares del Aquilón, así es el nombre completo del filósofo; como se aprecia, nombre rimbombante, Fulgencio, que refulge, que tiene esplendor, y Entrambosmares, es decir, más allá del bien y del mal, el que está colocado entre-ambos-mares y otea el horizonte completo y viene de “más allá del Aquilón”, dios de los vientos septentrionales, fríos y tempestuosos. D. Fulgencio representa la Filosofía. Don Fulgencio es a la filosofía lo que Avito es a la ciencia y Menagutti es a la poe­ sía. Filosofía, Ciencia y Poesía, como técn icas positivistas , son vistas como formas vacías de vida. Por eso Unamuno las ve como caricatu­ ras. Las tres, por entonces, se comportaban como meras hechologías. 322 NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 313-339, ISSN: 0470-3790

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