PS_NyG_2012v059n002p0289_0311

FAUSTINO GARCÍA de iglesias, conventos, colegios mayores, casas de particulares,... para construir edificios nuevos de escaso valor artístico. Los conventos, a la sombra de la Universidad, fueron las cons­ trucciones por antonomasia de esta cuidad; construidos nuevos, am­ pliados o reformados los ya existentes, a lo largo del siglo XVII, y con tal profusión que el rey Felipe IV, en 1624, prohibió que se fundase alguno más sin contar con su aprobación. La causa de tal interdicción era que se estaba despoblando la ciudad y su alfoz, y se estaban quedando sin brazos la agricultura, la industria y el co­ mercio14. La acción destructiva ocasionada en diferentes colegios, conven­ tos y edificios públicos y particulares de Salamanca por los masivos acuartelamientos de tropas en el transcurso de 1809 y los primeros meses de 1810, se vio gravemente incrementada con la decisión de las autoridades militares francesas locales de construir una ciudadela, un recinto fortificado dentro del caso urbano. El objetivo perseguido era asegurar su dominio de la ciudad con el mínimo de efectivos militares, máxime cuando la “Campaña de Portugal” les obligó a reducir al mínimo su presencia en la ciudad charra. Para ello era imprescindible proporcionar a la guarnición, que quedase en esta plaza, una adecuada protección frente a los eventuales ataques de las guerrillas locales o de las mermadas y dispersas tropas españolas, hasta que pudieran recibir refuerzos. Los acontecimientos del 2 de mayo y de los últimos meses de 1809 habían demostrado a los generales franceses la inconsistencia del apoyo del pueblo salmantino al nuevo gobierno afrancesado, presidido por el rey títere José Bonaparte, cuya sumisión dependía 14 En el siglo XVII debido a las continuas guerras que tuvo que padecer Castilla, a la emigración a América y a las vocaciones religiosas, la falta de brazos para trabajar en el campo llegó a tal extremo, que se dieron una serie de preben­ das a los agricultores; no podían ser prendidos los días de mercado, ni hasta que se recogiera la cosecha, etc., incluso se prohibió sacar trigo de la provincia porque no había suficiente con lo cosechado para dar de comer a la capital, a causa de las pocas tierras que se sembraban. 296 NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 289-311, ISSN: 0470-3790

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz