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SAN FRANCISCO EL REAL, DE SALAMANCA. EL BICENTENARIO que se constituye el 14 de agosto y se aplica de forma desigual la legislación emanada de las Cortes. La tímida recuperación económica y demográfica y la renovación social que se dio en el último tercio del siglo XVIII11, se interrumpió en el inicio del siglo XIX12, con motivo de la Guerra de la Indepen­ dencia, que destrozó la ciudad, la provincia, la región y el país entero. Se perdieron un tercio de los monumentos salmantinos, a los que hay que unir los saqueados, total o parcialmente, por los enemigos (franceses y polacos13), por las tropas “amigas” (británicos, españoles y portugueses) y por la dejadez, cuando no por la ignorancia, de las autoridades locales (afrancesados o patriotas), que propició el derribo 11 Durante este siglo, se dieron en Salamanca algunos pasos tímidos, enca­ minados a su modernización. No se fundaron conventos, se redujeron los gastos del Concejo para cuestiones religiosas, se prohibió pedir limosnas durante las misas, se declararon templos de asilo, únicamente, la Catedral y la iglesia de Santiago (extra­ muros), expulsaron a los jesuítas, se prohibieron los toros en los festejos de investi­ dura de los doctores y la fiesta del toro de San Marcos y, por último, se reformaron o se cerraron los Colegios Mayores. 12 Sobre el modo de vida de la sociedad charra en el inicio del siglo XIX, el soldado inglés Ken Porter, en 1808 dice: “Lo que hasta ahora he visto de los habitan­ tes de la ciudad no ha despertado en mi ningún sentimiento de admiración por sus encantos. Parecen fríos y sosos, como elpaisaje. Los nobles visten horriblemente, y las mujeres con mal gusto y sin vestigios de un traje autóctono, seponen malas imitacio­ nes de lo que se llevaba en Francia hace veinte años; el talle, extremadamente largo y fino, es la mitad de sus cuerpos, son bajas de estatura y, al destruir toda propor­ ción, transforma la maravillosa figura femenina en la de un feo y poco agraciado animalillo. Sin embargo, aunque el centro del cuerpo esté reducido a la mínima expresión en lo que a carnes se refieren, las señoras de todas las clases sociales alta y baja, compensan estas deficiencias en otras partes del cuerpo; que sea natural o artificial no pretendo determinarlo, pero aquella parte de sus menudos cuerpos que tan atractivos movimientos realiza en el fandango y el bolero es, desde luego, casi grotescamente portentosa. Los hombres, me refiero a los hidalgos y caballeros, van siempre embozados en sus capas, debajo de las cuales llevan puesta una especie de gabán de tipo alemán y liado al cuello un pañuelo de seda de color; les acompaña toda clase de signos de indolencia, suciedad yfalta de higiene ”. 13 Polonia fue apoyada por Napoleón en su independencia frente a Rusia y Prusia. En su ejército de ocupación, en la Península Ibérica, Napoleón, contó con varias unidades de caballería polaca que jugaron un papel destacado en el escenario bélico. NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 289-311, ISSN: 0470-3790 295

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