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SAN FRANCISCO EL REAL, DE SALAMANCA. EL BICENTENARIO el Colegio de Oviedo22, el Colegio de Trilingüe23, el Colegio de Cuen­ ca24, el Colegio del Rey, el Colegio de Alcántara, el Colegio de los Ángeles, el Colegio de Huérfanos, el Convento de San Agustín25, el Convento de San Francisco, el Convento de la Merced, el convento de San Vicente, el Convento de San Cayetano y el Convento de San Bernardo26. El mismo aciago destino que a otros muchos edificios cupo al famoso Convento d e San Francisco, el Real, d e S alam an ca. A causa de la explosión accidental del polvorín provisional que, tras la ren­ dición del fuerte de San Vicente, se instaló en la calle de la Esgrima, no lejos de las vías de acceso a este convento franciscano, que sufrió unos daños irreparables y de mayor cuantía a los causados por el 22 Este colegio se creó en el año 1517. Se le conoce, también, con el nom­ bre de “San Salvador” y lo fundó Diego de Muros. Las tropas francesas lo destruye­ ron entre 1808 y 1814. Su solar lo ocupa el actual Palacio de Congresos y Exposicio­ nes de Castilla y León. 23 Creado por la Universidad de Salamanca en 1534. Es la actual sede de la Facultad de Ciencias Físicas, fue destruido durante la Guerra de la Independencia en 1812. Se conserva el patio renacentista del siglo XVI. 24 Se le conocía, también, como el Colegio de “Santiago, el Cebedeo”. Lo fundó Diego Ramírez de Villaescusa en el año 1500. Lo destruyeron las tropas fran­ cesas durante la ocupación de Salamanca de 1808 a 1814. 25 El Convento de San Agustín fue destruido en la Guerra de la Indepen­ dencia. Se encontraba situado en el actual emplazamiento del Colegio Mayor “Fr. Luis de León”. Sólo se conserva la ventana del chaflán opuesto al palacio gótico- isabelino de los Abarca-Alcaráz, actual Museo Provincial de Salamanca. Francisco de Maldonado, señor de Maderal y regidor de la ciudad charra, se unió a su primo Pedro Maldonado Pimentel en la revuelta comunera contra el emperador Carlos I. Tras la derrota de Villalar (Valladolid) fue ajusticiado en 1521. Estaba casado con doña Ana de Abarca, hija del que fue médico de Isabel, la Católica. Su suegro, el padre de Ana, hizo lo posible para que el cadáver decapitado de su yerno fuera recuperado. Lo consiguió y fue enterrado en la iglesia del Convento de San Agustín. Poco después consiguió que devolvieran a sus nietos el patrimonio familiar confis­ cado por los imperiales. En este convento residió Fr. Luis de León que trabó amistad con la viuda del comunero, hasta el punto de ser nombrado albacea testamentario de ésta y seguramente se inspiró en ella para escribir su obra “La Perfecta Casada 26 Incendiado por los ingleses, después de usarlo como hospital de cam­ paña, tras la batalla de Arapiles. NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 289-311, ISSN: 0470-3790 303

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