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FAUSTINO GARCÍA Lo más cercano al monasterio benedictino de San Vicente era el monasterio femenino de Santa Ana, de la misma Orden, y junto a él estaba el monasterio de dominicas llamado de La Penitencia. Sus características constructivas nos son desconocidas, si bien, a la vista de las reparaciones realizadas en el siglo XVIII, su estado de conser­ vación dejaba mucho que desear. A ambos lados de estos conventos había manzanas con casas, separadas por sus correspondientes ca­ lles; un poco más al norte, se levantaban el Colegio de Los Ángeles, el de San Patricio de nobles irlandeses, adquirido en 1775 por el militar San Juan y un poco más arriba el mayor de Fonseca, dedica­ do a Hospital General17. Entre ellos se extendían las posesiones del Hospicio Real, que desde 1785 había ampliado su sede original en el primitivo colegio de los jesuítas con la incorporación del edificio del Colegio de la Magdalena y toda la manzana de casas que había junto a él, para instalar allí a los expósitos y la Casa de la Galera. Al iniciarse la contienda apenas habían concluido las obras de adapta­ ción de estas adquisiciones, en las que se habían invertido más de 400.000 reales. Todo este barrio se conoce hasta hoy como “Peñuelas de San Blas”, denominación que alude tanto al carácter accidentado y pedregoso del terreno, como a la advocación de la parroquia que los agrupaba, una antigua iglesia románica que había sido totalmen­ te reconstruida entre 1765 y 1770. Completaba la ocupación de la zona el Convento d e San F ran cisco , cuyo terreno se extendía hasta el 17 No confundir con el Hospital General o de La Santísima Trinidad, fun­ dado por Felipe II en 1581 y en el que refundieron todos los pequeños hospitales de Salamanca a excepción de San Lázaro (dedicado a los leprosos), el de Santa María la Blanca (especializado en enfermedades venéreas) y el de Santa María de Rocamor. Funcionó como hospital hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando se convirtió en Facultad de Medicina. En las sucesivas reconstrucciones de este hospital, se fueron utilizando las piedras de otros monumentos. Por este motivo, se encuentran allí restos platerescos de la Parroquia de San Adrián; el claustro que ahora se abre a la plaza trasera del antiguo cine Bretón del palacete de verano de obispo de Sala­ manca; el claustro interior que perteneció al convento de San Francisco, El Real; las estatuas que daban nombre a las distintas salas del hospital, que pertenecieron a la Parroquia de San Pablo y las ménsulas sobre las que estaban dichas estatuas que pertenecieron a la Parroquia de los Enríquez. 298 NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 289-311, ISSN: 0470-3790

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