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LA VIDA DEL EVANGELIZADO!* SEGÚN PABLO misión, en contraste con la de los misioneros opositores, dentro de la correspondencia corintia. Esa tensión dialéctica de la existencia del emisario mesiánico la describen magníficamente las listas de calamidades del misionero (1 Cor 4,9-13; 2 Cor 4,8-9; 6,4-10; 11,23-33; 12,10)13. Las debilidades en ellas descritas, de las que le acusaban a Pablo los misioneros opositores y sus secuaces corintios, se presentan precisamente como los auténticos signos del emisario, al mostrar que la dialéctica de su existencia en debilidad y, al mismo tiempo, en potencia generadora de nuevas comunidades, representa la comunión con la debilidad y con la potencia del mesías crucificado y resucitado-exaltado (2 Cor 4,10-12; 12,9-10; 13,3-4). Ese mesías crucificado y resucitado, signo paradójico de que la misma debilidad se convierte en demostración efectiva de la potencia de Dios, se hace patente en la existencia de su emisario, que proclama el evangelio sin el poder de la sabiduría retórica y actúa en debilidad, con temor y temblor, pero demuestra así la potencia del Espíritu (1 Cor 1,17-2,5). De ese modo, las pena­ lidades que sufre el misionero demuestran su participación en los sufrimientos del mesías crucificado, y se convierten así en fuente de consuelo y de fortalecimiento en favor de las comunidades por él fundadas (2 Cor 1,3-7). 2. EN MEDIO DE LAS DEBILIDADES Dos listas de calamidades describen detalladamente las debilida­ des y penalidades de la vida del misionero itinerante, como de hecho era la vida de Pablo y de los miembros de su equipo misional14. 13 Supra, nota 4. 14 La traducción y el comentario de los textos citados a continuación, en este apartado y en el siguiente, se toman básicamente, con pequeñas modificacio­ nes, de S. Vidal, Auténticas. NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 261-287, ISSN: 0470-3790 269

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