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SENÉN VIDAL la función del misionero es la del simple amanuense en la confec­ ción de la “carta” del mesías, que es su comunidad mesiánica (2 Cor 3,1-3), o la de su delegado en la oferta de la reconciliación de parte de Dios (2 Cor 5,18-6,2), o la del garante del matrimonio de la co­ munidad con su esposo, el soberano mesiánico, cuando el aparezca esplendorosamente en su parusía (2 Cor 11,2)9. 1.2.2. La comunión mesiánica Pero la implicación del acontecimiento mesiánico más significa­ tiva en la argumentación paulina se refiere a la imagen del mesías , ya que la vida del misionero tenía que conformarse con la figura de aquel de quien era emisario y representante. Fundando su imagen gloriosa del emisario, los misioneros opositores de Pablo llegados a Corinto debieron de tener una imagen majestuosa del mesías (2 Cor 11,4; 13,3), en la que verterían los rasgos de las diversas figuras gloriosas del mundo helenístico, como la del héroe, la del sobera­ no político, la del carismàtico con poderes especiales, la del sabio o la del orador fascinante. La misión era, entonces, el reflejo de la nueva época de esplendor y de plenitud que había sido inaugura­ da por ese soberano mesiánico poderoso, según señalan los dichos corintios citados en 1 Cor 4,8 y el contraste marcado por Pablo en 1 Cor 4,1010. En frontal oposición a esa visión de los misioneros opo­ sitores, Pablo pone como base de su argumentación la imagen del mesías crucificado en debilidad (1 Cor 1,17-2,5; 2 Cor 4,10-12; 12,9- 10; 13,4)11. La comunión con ese mesías marca la tensión dialéctica de la existencia del emisario, al igual que la de todos los miembros del pueblo mesiánico12. Precisamente en esa comunión mesiánica está, a mi entender, la clave de la justificación que Pablo hace de su 9 S. Vidal, Mesiánico , 133-141. 10 Estos textos se citan y analizan posteriormente, en el apartado 2.1. 11 S. Vidal, Mesiánico, 49-58. 12 S. Vidal, Mesiánico , 129-130.176-180. 268 NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 261-287, ISSN: 0470-3790