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LA VIDA DEL EVANGELIZADOR SEGÚN PABLO mesías “Jesús”, muerto y resucitado. La comunión con su muerte se manifiesta en las debilidades y miserias del misionero. Y la co­ munión con su vida se muestra en la potencia del misionero para engendrar y dar a luz nuevas comunidades. En un primer momento, se describe el contraste (v. 7-9), después, se da la interpretación de él como comunión con la muerte y la vida de Jesús (v. 10-12). a) El contraste: v. 7-9 7 Pero tenemos ese tesoro en vasijas de barro, para que esa enorme potencia sea de Dios, y no de nosotros33. 8 En todo atribulados, pero no angustiados; perplejos, pero no desesperados; 9 perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no perdidos34. b) La comun ión m esián ica: v. 10-12 10 De continuo llevando en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también se manifieste en nuestro cuerpo la vida de Jesús. 11 Pues nosotros, los vivientes, somos constantemente entregados a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en 33 El v. 7 es la declaración inicial, que señala el sentido de los contrastes siguientes de los v. 8-9- La imagen del “tesoro” se refiere al servicio del evangelio, conforme a la expresión semejante de 2 Cor 4,1. En correspondencia, la imagen de las “vasijas de barro ”señala la fragilidad y debilidad del emisario. “Yno de nosotros ” {kai me ex hemori)\ y no procedente de nosotros. 34 Como demostración de la declaración del v. 7, los v. 8-9 presentan una lista de contrastes en la vida del emisario. Los primeros elementos de los cuatro pares paralelos describen las calamidades o debilidades de las “vasijas de barro”, mientras que los segundos (“pero...”) señalan la acción de Dios que da fuerza al misionero, mostrando así el “tesoro” y la “enorme potencia” que porta en su misión. NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agostó, 2012, 261-287, ISSN: 0470-3790 281

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