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100 AÑOS DE ESTUDIOS SOBRE LA REGLA DE SANTA CLARA DE ASÍS. pontificio para la vida monástica quiso darle unidad legislativa a los diversos monasterios femeninos que, especialmente en el cen­ tro-norte de Italia, querían llevar una forma de vida que de alguna manera se inspiraba en la de S. Damián. Además de una larga des­ cripción de esta Regla, el estudioso la examina a la luz de varios do­ cumentos antiguos relacionados con dichos monasterios, con el fin de avalar las incidencias y las consecuencias de la Regla cardenalicia. Vale la pena observar que, dada la naturaleza de la Regla ugoliniana, a Francisco no se le dio ninguna intervención, ni en su composición ni en su contenido. Oliger dedica el apartado siguiente de su artículo a la llamada Regla de Inocencio IV del año 1247. La justificación para la drástica intervención del Pontífice de Roma, quien antes había sido el carde­ nal protector de la Orden de S. Damián, era la de tratar de superar los escrúpulos causados por las numerosas dispensas a la Regla de Hugolino y la de hacerle frente al caos creado por las múltiples fórmulas de profesión. El autor enfoca la intervención pontificia en este documento desde dos aspectos particulares: la posesión de los monasterios y la dirección espiritual de las monjas (la cura claris- sarum ), para lo cual recurre a una nutrida documentación relacio­ nada con varios de los monasterios que giraban en la órbita del de S. Damián. También en este caso describe el contenido de la Regla y observa que la intervención del Papa en este documento apunta sobre todo a aspectos concretos de la vida, como las posesiones, el ayuno y otros aspectos disciplinares. La Regla aprobada por el Papa Inocencio IV el 9 de agosto de 1253 es reconocida por el estudioso como la Regla de santa Clara en sentido estricto. Al tratar este tema hace referencia una vez más a la Ultima voluntas [UltVoll de Francisco, esa especie de testamento espiritual que el santo le envió pocos días antes de morir a Clara y sus hermanas y que ha llegado a nosotros gracias a que fue incluido en el capítulo 6 de su Forma de vida. El autor se refiere luego a la aprobación de la Regla otorgada poco antes de su muerte a la aba­ desa de S. Damián por el Papa con la bula Solet annuere. Por otro lado, desestima la división interna en capítulos que presentan las NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 197-257, ISSN: 0470-3790 201

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