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CONFERENCIA DE LOS MINISTROS GENERALES DE LA PRIMERA ORDEN Y DE LA TOR en este tiempo en que cada uno reivindica sus propios derechos o vive en función de su propio yo, nos continuáis diciendo, a través de vuestras relaciones, que aún ahora es posible apostar al amor. En un mundo que quiere reducir al individuo a consumidor in­ merso en las leyes del gran mercado, vosotras apostáis a las relaciones auténticas que se nutren de silencio, de escucha, de espera, de per­ dón, de gratuidad, de don, de entrega de sí en la fe, de respeto a la diversidad de roles, de relaciones que miran a hacer crecer a la perso­ na en la libertad, según la estatura de Cristo. Hoy, de hecho, mientras la mentalidad corriente se dirige a la nivelación de funciones, vosotras nos demostráis cómo ser “ esposa , madre y hermana ”19: en vuestras fraternidades conjugáis firmeza y dulzura, autoridad y empatia, res­ ponsabilidad y libertad, autonomía y dependencia. Acogiendo a cada hermana, como única e irrepetible, indicáis al mundo la obra maestra de Dios, que forma parte de la creación que vosotras custodiáis. Amáis a cada persona en su integridad, consti­ tuida por un nivel biológico, psicológico y espiritual -atravesada por el Espíritu- no reducible a una sola dimensión. A los ejemplos más comunes de intolerancia, de no respeto, de sospecha, de sojuzgamiento, vosotras respondéis con el estar siem­ pre una al lado de la otra y juntas, como fraternidad, en el cora­ zón de los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, en diálogo con todos los que golpean a vuestros monasterios. Ayudadnos a ser personas de la escucha, a favorecer las relaciones evangélicas, pro­ fundamente humanas, que miran a la acogida de cada persona. Es significativo para nosotros, ver que en lo ordinario buscáis siempre más la felicidad del otro, deseáis “haceros para” el otro20. Sacando de la contemplación un nuevo modo de ser mujer con­ sagrada, aprended en la escuela del Espíritu a unir la constante aten­ ción a Dios y a las hermanas. Divisamos en vosotras un continuo camino, para liberarnos de toda forma de egoísmo. No os preocupéis 19 ICta 12, FF 2863. 20 Cf. Deus Caritas est 1. NAT. GRACIA LIX 2/mayo-agosto, 2012, 183-194, ISSN: 0470-3790 191

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