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PILAR PENA BÚA 146 nat. gracia LIX 1/enero-abril, 2012, 123-147, ISSN: 0470-3790 por mantener el progreso del conocimiento, tal como Erasmo había hecho notar en sus revisiones. Pero Melanchthon no deseaba mante- ner una discusión acerca del conocimiento extra scripturam , en este punto las diferencias entre ambos eran insalvables. El reformador prefiere la compañía de la doctrina segura y no quiere ser creador o defensor de nuevas enseñanzas. En sus Loci resume de manera sucinta la doctrina común refor- mada, sin embargo no defendió la doctrina de la justificación lute- rana. Por el bien de las circunstancias decidió explicar la doctrina de la Iglesia sin que nadie fijara sus opiniones. Melanchthon añadió que su estima por Erasmo podía ser atestiguada por muchos; con ello subrayaba los casi veinte años de comunicación entre ellos: Melanchthon no sólo lo admiraba por su gran talento, comparte su opinión en muchas cuestiones y se adhiere a su parecer sobre las distintas controversias. Esta carta de Melanchthon satisfizo a Erasmo y los recelos que iban en aumento desaparecieron. En su respuesta y en su última car- ta a Melanchton 42 habló nuevamente de su inalterable amistad y se disculpó por su desconfianza. Aún así, los reproches de Lutero toda- vía lo irritaban y se mostraba escéptico ante un cambio en su actitud. Además, pensaba que esos reproches se hallaban en la introducción de los Loci melanchthonianos, por eso consideraba oportuno que Melanchthon, al menos, hubiera descrito en esta nueva edición los cambios con respecto a la primera. En la explicación de los nuevos Loci le agradó que hiciese un llamamiento a la prudencia, pero se- ñala de la siguiente manera lo que le extraña: “ con frecuencia usted aborda cuestiones importantes a la ligera y parece pasar por alto que un lector culto pueda llegar al significado de las mismas ” 43 . Erasmo se dio cuenta de que las obras procedentes de Witten- berg, la carta de Lutero a Amsdorf y el diálogo de Corvinus prologa- do por Lutero, habían sido publicadas también injustamente contra 42 Cf. Allen 11, 332. 43 Cf. Allen 11, 333.

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