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HÉCTOR IGNACIO RODRÍGUEZ ÁLVAREZ 120 nat. gracia LIX 1/enero-abril, 2012, 81-122, ISSN: 0470-3790 entenderse también cuál es el imperativo existencial, a saber, la vi- vencia y padecimiento de esa fe en el humillado y crucificado 172 . Entendemos, que frente a tal imperativo pueden darse dos únicas reacciones: creer o escandalizarse, y estamos conscientes de que una indiferencia al respecto, es una forma medianamente oculta de es- cándalo, pues al fin y al cabo es una negativa ante el deber absoluto de la existencia. El que absteniéndose de juicio omite el movimiento infinito de la fe, rechaza silenciosamente lo que se le ha mandado de lo alto, he aquí su escándalo 173 . No es ninguna ocurrencia ociosa el que Dios se digne encarnarse y hacerse hombre…cuando Dios lo hace, ello significa que este hecho constituye la seriedad de la existencia. Y en esta seriedad hay ence- rrada una segunda cosa seria, a saber, que todo hombre tiene que formarse una opinión sobre el particular 174 … Que un hombre parti- cular sea Dios,…que diga que lo es, es ciertamente el escándalo. Mas ¿qué cosa es el escándalo, lo escandaloso?…que pugna contra toda (humana) razón 175 . Kierkegaard nos muestra en su obra, que la vivencia de la fe y la práctica del cristianismo, no consiste en soplar y hacer botellas, requiere conciencia, esfuerzo y concentración; también nos dejó cla- ro en su noción de desesperación, que la realidad del pecado no es algo que desaparece como por arte de magia con alguna fórmula discursiva, pero sabemos que tomar conciencia de la gravedad de toda esta realidad no es lo común, por el contrario lo que suele ocu- rrir, aún en nuestros días, es aquello que en su época nos decía res- pecto al hombre: “…va caminando con una enfermedad a cuestas, padeciendo una enfermedad del espíritu, la cual de vez en cuando, en medio de la angustia inextricable que lo domina, suele dar alguna señal clara y repentina de su existencia allá dentro” 176 . 172 Cfr. Ib ., 49-50. 173 S. KIERKEGAARD, La Enfermedad Mortal, O. c., 166-167. 174  Ib ., 167. 175 S. KIERKEGAARD, Ejercitación del Cristianismo , O. c., 51. 176 S. KIERKEGAARD, La Enfermedad Mortal , O. c ., 43.

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