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PRELUDIO DEL ESPÍRITU. UNA LECTURA CONTEMPORÁNEA DE LA DESESPERACIÓN… nat. gracia LIX 1/enero-abril, 2012, 81-122, ISSN: 0470-3790 107 estado de desesperación consciente o inconsciente, que se agrava progresivamente 145 . Todo este planteamiento nos va dejando frente a un imperativo latente: el yo debe dejar de errar, debe salir de ese estado de error, de esa enfermedad mortal. Y, aunque la desesperación –ese error del yo en cuanto yo– se define inicialmente como una ignorancia de la propia naturaleza espiritual, no nos desharemos de tal descono- cimiento con una simple instrucción intelectual, sólo puede decirse que esa ignorancia o inconsciencia ha desaparecido cuando –más que un recital de palabras– el yo hace aquel movimiento, que repre- senta la manifestación existencial de la conciencia espiritual; sólo en ese momento la conciencia, la voluntad y la propia estructura logran armonizarse y disponerse hacia el mismo fin. 1.5. V oluntad desafiante : el signo rebelde de un yo en pugna Kierkegaard plantea que el errar, el obrar de mala manera es algo que, aunque pueda tener una apariencia ingenua, es efecti- vamente voluntario, y nos parece que afirmar esto no es cualquier cosa, significa que no hay ningún error cometido por el yo, que, por muy inconsciente que parezca, no haya querido cometerlo. Esto nos lleva a comprender, consecuentemente, que el hombre tiene una voluntad que tiende a ser desafiante, que cada vez que comete un error, muestra el deseo de atentar contra su propia estructura espi- ritual y su disposición natural –siendo la consumación de este de- seo el error por antonomasia–. Por eso, Kierkegaard pregunta: “¿qué categoría le falta a Sócrates en su definición del pecado? Le falta la categoría de la voluntad, del desafío”. 145 De otro modo, “la nueva libertad cristiana” será la paradoja que consiste en hacerse esclavo de lo divino, y tal libertad se verá perfectamente ejemplificada en las palabras de María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu pala- bra” ( Lc 1,38).

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