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PRELUDIO DEL ESPÍRITU. UNA LECTURA CONTEMPORÁNEA DE LA DESESPERACIÓN… nat. gracia LIX 1/enero-abril, 2012, 81-122, ISSN: 0470-3790 97 objetivo. Pero objetividad, aquí, quiere decir generalidad en y para sí, no objetividad puramente externa, La verdad se postula, así, como un producto elaborado por medio del pensamiento, mientras que la moralidad libre y espontanea es, como hace decir Sófocles a Antígona (vs. 454-457), “la ley eterna de los dioses, sin que nadie pueda saber de dónde viene ” 137 . Hablar del yo en cuanto yo, es lo que marca la diferencia entre la perspectiva socrática y otras perspectivas, tales como la de algu- nos sofistas; justo en ello radica el fundamento de su moralidad. Sin querer restarle méritos a la postura sofista, nos parece que ella se sitúa desde una perspectiva contextual, política, y si bien, el hombre era la medida, lo era el hombre, en cuanto perteneciente a un con- texto, a una comunidad con características de ciudad-estado. Por ello ocurría, que frente a toda pregunta moral, ellos respondían con gran precisión, y solían dejar en el espectador una sensación de claridad y certeza indiscutible. Para dar cuenta de lo bueno y lo malo, de lo justo y lo injusto, el principal requisito –desde la sofística dirigida a los atenienses– era conocer la ley y estructura de Atenas, lo que concordara con esto, era lo bueno y lo justo, lo que no concordara, sería lo malo e injusto. Aunque la respuesta de los sofistas podía llegar a ser muy pre- cisa desde esa moral contextual, normal, pública y colectiva, nos pa- rece que el ejemplo socrático impele a observar el interior antes que cualquier otra cosa –consideramos que en este punto Kierkegaard sí se adhiere al planteamiento socrático, apropiándose por completo de dicha postura–. Y por ello, es que esa pregunta moral, que respon- den los sofistas desde una perspectiva contextual, Sócrates quiere hacérsela desde la más íntima perspectiva, y aunque pueda parecer la más abstracta y general –ya que, con frecuencia encontramos en los diálogos platónicos ese “en sí mismo” característico–, pensamos 137 F. HEGEL, Lecciones sobre Historia de la Filosofía , II, México, Alianza, 2005, 40-41. A pesar de que Hegel es un autor con un planteamiento al que Kier- kegaard se opone fervorosamente, reconocemos su capacidad analítica y en este punto no encontramos discrepancias relevantes con lo planteado.
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