PS_NyG_2012v059n001p0081_0122

HÉCTOR IGNACIO RODRÍGUEZ ÁLVAREZ 96 nat. gracia LIX 1/enero-abril, 2012, 81-122, ISSN: 0470-3790 reflexión, tener una idea de la postura moral de Sócrates, pero ad- vertimos de antemano, que dar tal apreciación, además de llevarnos a conclusiones inevitablemente interpretativas y ‘doxográficas’, im- plicaría, en rigor, un trabajo que duplicaría varias veces la extensión y complejidad de la presente tesis; apelaremos por ello a los datos más conocidos y reconocidos dentro del ámbito académico y de la propia historia de la filosofía 135 , a los que no les negamos méritos para proveernos de este requerimiento: Sócrates proclama la esencia como el yo general, como la cons- ciencia que descansa en sí misma; esto no es otra cosa que lo bueno como tal, libre de la realidad existente, libre de la consciencia sensible concreta de los sentimientos y las inclinaciones, libre, finalmente, del pensamiento dedicado a especular teóricamente en torno a la natura- leza, el cual, aun siendo pensamiento, conserva aún la forma del ser, en el cual yo no puedo, por tanto, estar seguro de mí mismo. … Por tanto, si también en Sócrates, como en Protágoras, la esen- cia es el pensamiento consciente de sí mismo en que se levanta todo lo determinado, no debe perderse de vista que Sócrates encuentra en el pensamiento, a la par, el punto fijo y quieto. Esta sustancia en y para sí y que no hace sino conservarse, aparece determinada como el fin y, más concretamente, como lo verdadero, como lo bueno 136 . Aparece así, con Sócrates, la subjetividad infinita, la libertad de la consciencia de sí mismo. Esta libertad, que se cifra en el postulado de que la consciencia, en todo lo que piense, debe hallarse sencilla- mente presente y cabe sí, es postulada en nuestro tiempo en términos infinitos y de un modo puro y simple: lo sustancial, aunque eterno y en y para sí, debe ser producido también por mí; ahora bien, este algo mío no es otra cosa que la actividad formal. El principio de Sócrates consiste, pues, en que el hombre descubra a partir de sí mismo tanto el fin de sus actos como el fin último del uni- verso, en que llegue a través de sí mismo a la verdad. El pensamiento verdadero piensa de tal modo que su contenido no es subjetivo, sino 135 Quizá la Historia no es la única fuente que tenemos para tener noticia sobre la vida y la filosofía de Sócrates, pero es un medio que no pretendemos des- preciar. 136 Todas las cursivas son del texto original.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz