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LA TEOLOGÍA EN LA FILOSOFÍA UTILITARISTA DE JOHN STUART MILL (II) nat. gracia LIX 1/enero-abril, 2012, 51-77, ISSN: 0470-3790 55 rece, pues, que Mill, a quien ya observamos en el capítulo anterior que valoraba el cristianismo, ahora parece que tiene que poner ob- jeciones al mismo. 10. OBJECIONES A LA RELIGIÓN CRISTIANA Una de las cuestiones que preocupan a Mill es la referente al tema de los sobrenaturalismos, y en concreto al que hace referencia el cristianismo. Esa confusión que crea en él el sobrenaturalismo cristiano está sustentada en la cantidad de elementos incompatibles que éste plantea. Por una parte se defiende un mensaje esperanza- dor para los hombres; pero por otra se habla de condenación eterna. Y en medio de todo esto, un ser al que llamamos Padre, que ama y castiga. Probablemente influido por su padre James Mill que llegó a ser sacerdote protestante y poco después se secularizó 65 , John Stuart sólo admitirá como sobrenatural una doctrina que desde luego nos recuerda a San Agustín y al maniqueísmo: Sólo una forma de creencia en lo sobrenatural, una sola teoría respecto al origen y gobierno del universo, está absolutamente libre de contradicción intelectual y de desviaciones morales. Es la que ve la Naturaleza y la Vida no como expresión del carácter moral y del pro- pósito de la Deidad, sino como el producto de una lucha entre el bien ordenador y la materia ingobernable, como pensaba Platón, o entre el Bien y un Principio del Mal, según se expresa en la doctrina de los Maniqueos 66 . A tenor de este fragmento parece que hay una influencia de Platón en la ontología; y podemos afirmar que ciertamente en nues- tro autor existe esa visión en el mundo físico de una lucha entre el 65 Cf. J. S. MILL, Autobiografía , O. c., 61. El padre de Stuart Mill rechazó siem- pre creer en la Revelación, afirmando que no se pueden conocer el origen de las cosas y que es imposible creer que este mundo lleno de maldad lo creara un ser infi- nitamente bueno. Para James Mill la religión era el mayor enemigo de la moralidad. 66 Cf. J. S. MILL, La Utilidad de la Religión , O. c., 88.

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