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JUAN RAMÓN FUENTES JIMÉNEZ 60 nat. gracia LIX 1/enero-abril, 2012, 51-77, ISSN: 0470-3790 que el individuo asuma su finitud sin angustia. Es más, Mill cree que se llegaría a ese punto; y que lo realmente angustioso de morir son las circunstancias que rodean al propio acto de fenecer del cual es protagonista cada individuo: El mero dejar de existir no es un mal para nadie. La idea que resulta aterradora es la que se forja la imaginación al fabricar esta fantasía: la de imaginarnos como seres vivos, sintiéndonos al mismo tiempo muertos. Lo odioso de la muerte no es la muerte misma, sino el acto de morir y sus lúgubres circunstancias 75 . Quiérase o no esta idea expuesta por Mill, esta reflexión en torno a lo que supone morir, entendido como cesación del ser bio- lógico, casa perfectamente con la teología cristiana. En cristiano, y en humano, la vida es puro tránsito; la existencia del ser humano no es más que una pura interinidad en este mundo biológico en el cual dicha existencia humana para ser auténtica ha de ser existencia de donación con y por los demás. El cristianismo permanentemente postula y predica esa idea de que morir no es un mal para nadie y que lo de verdad resulta espantoso es la ficción mental que constru- ye la mente humana en torno al hecho de morir, y eso lo subraya Mill puesto que es un empirista y, como tal, reconoce que las per- cepciones sensibles de las personas ante el hecho de la muerte son percepciones que generan tristeza, amargura, duelo y desasosiego, todo ello provocado por la nueva situación que se genera con el acontecimiento de la muerte, situación que resulta insondable para el ser humano; que resulta desconocida; y es lo desconocido lo que siempre provoca temor y temblor en el ser humano, cuánto más si se trata del hecho irreversible de la muerte. La distancia entre este pensamiento milliano y el cristianismo estriba en que para el cristianismo sí que existe otra “Vida” frente a esta “vida” acotada por un inicio y un fin. Stuart Mill sí reconoce la auténtica ventaja que tiene la religión sobrenatural sobre la Religión de la Humanidad, a saber, la promesa de otra vida después de la 75 O. c., 92-93.

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