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ASUNCIÓN ESCRIBANO HERNÁNDEZ 12 nat. gracia LIX 1/enero-abril, 2012, 7-49, ISSN: 0470-3790 Pero es lo segundo lo que me parece aún más importante y peligroso. Me refiero a la difuminación de lo humano como objeto de interés del proceso comunicativo, algo que resulta más complejo de analizar pero no por ello menos destacable, pues su causa está, a mi juicio, en la insensibilización a la que las nuevas prácticas de la comunicación, por un lado, y el creciente poder económico de los medios, por otro, han sometido a la audiencia, hasta convertir en un mero entretenimiento lo que antes se consideraba una noticia. Como Ryszard Kapus´cin´ki ha descrito, existe un proceso gradual mediante el cual la información fue transformándose en una mercancía cuyo valor económico se convirtió con el tiempo en un elemento pri- mordial muy por encima de otros como el respeto a la verdad y al derecho de la gente a ser informada de lo que ocurría, o al abande- ramiento de la propia información como instrumento ideológico al servicio de las contiendas políticas, ya fueran revolucionarias en sus inicios o con tintes sociales decimonónicos más tarde. En la segunda mitad del siglo xx, especialmente en estos últimos años, tras el fin de la guerra fría, con la revolución de la electrónica de la comunicación, el mundo de los negocios descubre de repente que la verdad no es importante, y que ni siquiera la lucha política es importante: que lo que cuenta, en la información, es el espectáculo. Y una vez que hemos creado la información-espectáculo, podemos ven- der esta información en cualquier parte. Cuanto más espectacular es la información, más dinero podemos ganar con ella 8 . 8 R. Kapus´ cin´ ki, Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen perio- dismo , Barcelona, Anagrama, 2007, 35-36. Una década antes, aunque en la misma línea que el periodista polaco citado anteriormente, el filósofo francés Jean Baudri- llard había escrito, que “el criterio de credibilidad (que también es el de las estadís- ticas y de los sondeos) ha reemplazado los criterios de verdad, y constituye el ver- dadero principio de la información” y, con extrema dureza y aún sobre el terreno los cadáveres de la guerra producida tras la invasión iraquí de Kuwait, “todos los medios de comunicación viven de la presunción de la catástrofe, de la inminencia suculenta de la muerte” , J. BAUDRILLARD, La ilusión del fin. La huelga de los acon- tecimientos , Barcelona, Anagrama, 1993, 87-88.

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