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Un nuevo paradigma para las relaciones entre Comunicación… nat. gracia LIX 1/enero-abril, 2012, 7-49, ISSN: 0470-3790 47 misericordia, por ejemplo, ante la adúltera, la viuda en el templo o los ladrones que murieron junto a él. Desde esta disposición plena hacia el otro, el comunicador pue- de ya llevar a cabo una selección inteligente de lo que merece ser comunicado, haciéndolo –por otra parte– consciente de que sin una decidida esperanza en que el Reino de Dios es posible en la tierra comunicaremos sin anuncio. Si, por el contrario, el comunicador cristiano exhala por todos sus poros esa fe, su mensaje ganará en autoridad y credibilidad gracias a su valor testimonial. Quien no crea en las posibilidades del Reino difícilmente logrará descubrir y comunicar la esperanza en un mundo con frecuencia tan desprovisto como necesitado de ella. Es sobre estas realidades, asimismo, sobre las que el comunicador debe volar en nuestros días para darlas a conocer en la mejor disposición a los otros. Junto a lo anterior, y también se ha insistido en ello en estas páginas, el comunicador habrá de hacer un uso del lenguaje que rinda tributo a la verdad; un uso inteligente que alivie pero que no manipule, que dé a conocer lo que pasa y tienda puentes. No solo un lenguaje capaz de conectar con la realidad comunicada, sino capaz sobre todo de transmitirla sin distorsionarla y sin sacrificarla en el altar del entretenimiento y la información morbosa o intere- sada. Un uso del lenguaje acorde, de este modo, con su carácter humanamente sagrado, ajeno al poder y que contribuya a restaurar, mediante palabras nuevas y limpias, palabras dichas con sentido 67 , el paraíso que la mentira aleja cada día de las sociedades humanas. Nuevamente solo si la comunicación tiende puentes entre los hom- bres y mujeres del mundo el proceso comunicativo habrá servido para algo. Por eso, de ahí que haya que retomar en nuestro mundo el diálogo como instrumento de mediación ante los conflictos: en un paisaje en el que la violencia es la voz que con mayor fuerza se deja oír en todos los frentes, la mediación habrá de constituir la razón de ser del comunicador. 67 V. MÁRQUEZ PAILOS, O. c., 65.