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Un nuevo paradigma para las relaciones entre Comunicación… nat. gracia LIX 1/enero-abril, 2012, 7-49, ISSN: 0470-3790 27 1. L a belleza “La vida puede ser maravillosa”, rezaba un lema muy escucha- do a principios de este siglo en España. Es bastante probable que el éxito de esta célebre coletilla de un comentador televisivo de de- portes de La 6 haya estado en lo que de alegría y fiesta conllevaba cuando era dicha con reiteración por su inventor. Con idéntica certe- za la belleza del mundo está ahí esperando a que la contemplemos y anunciemos. “Hay tanta belleza afuera que no lo puedo resistir”, suspiraba el adolescente protagonista de la película American Beau- ty mientras, en medio de la situación familiar angustiosa narrada en la película, era capaz de extraer poéticamente toda la belleza de los hechos y actos cotidianos, que él grababa con su videocámara. Como el cine, la música y las artes nos lo llevan diciendo desde hace siglos. ¿Por qué no hacer de ello una noticia? Sorprende la facilidad con que el periodismo, y la comunicación en general, han ido escorando sus contenidos con el tiempo hacia la parte más temerosa y negativa de lo que puede dar de sí una noticia o la información en sí. Probablemente dicho proceso no sea ajeno a lo anteriormente señalado por Kapus´cin´ki. De todos modos, Albino Luciani, luego Juan Pablo I, ya se refirió a este desentendimiento de lo bello por parte de los comunicadores, apuntando como posible causa de esta deriva al ingente incremento –ya hace décadas– en la producción de la información, y refiriéndose a ello señaló que “Desgraciadamente, las noticias casi nos ahogan por su frecuencia y abundancia, no nos dan tiempo para reflexionar. A fuerza de tanta sorpresa, terminamos un poco por no asombrarnos ya de nada y por no apreciar nada por hermoso que sea” 33 . Es cierto, como ha recalcado desde posiciones teológicas Tejeri- na Arias que, de entre los denominados trascendentales, no ha sido la belleza la que con frecuencia más se ha utilizado por parte del 33 A. LUCIANI, Ilustrísimos señores. Cartas del patriarca de Venecia , Madrid, BAC, 1978, 213.
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