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ASUNCIÓN ESCRIBANO HERNÁNDEZ 16 nat. gracia LIX 1/enero-abril, 2012, 7-49, ISSN: 0470-3790 Fue, precisamente, en ese contexto aludido en el que el cris- tianismo se expandió originalmente. Estrechamente vinculado a ese modo de relacionarse, la primitiva evangelización se asentó sobre una comunicación personal en la que la palabra en sí, hablada o leída pero sobre todo comunicada , llegaba a suponer, en muchos casos, literalmente un acto de fe 14 . En este sentido y desde tal pers- pectiva, no es ajena la crisis evangelizadora de nuestro tiempo a los nuevos modos de comunicarse (o de no hacerlo) que se han im- puesto en el mundo globalizado de los últimos siglos. Por tal motivo no es fácil hoy ser un comunicador cristiano. No lo es no sólo por las dificultades propias del contexto en el que se desarrolla esta profe- sión que, en tanto que comunicadores cristianos que somos conlleva mucho ya de misión. Es cierto que el contexto es complejo pero so- bre todo no es fácil ser comunicadores cristianos hoy porque sobre nosotros pesa el alto nivel dejado hace 2.000 años, precisamente, por Jesús de Nazaret. Sin duda alguna que su reflejo abruma nuestra ya de por sí notable responsabilidad. Tal responsabilidad se muestra evidente si se tiene en cuenta que es en la fase de la comunicación de la que se encarga el emisor en la que, con mayor frecuencia, se llevan a cabo las más graves manipulaciones y traiciones a la Comunicación. Es en la emisión del mensaje donde se produce en mayor medida la sustitución y trans- formación de la mera comunicación aséptica de una información en interpretación personal de los hechos. Esto ocurre, en primer lugar, mediante la selección de las noticias. Al comienzo de todo el proce- so comunicativo, se encuentra la previa diferenciación y selección entre lo que es noticia y aquello que no lo es 15 . Ahí se lleva a cabo, para bien o para mal, desde las fases iniciales del proceso comuni- 14 R. STARK, La expansión del Cristianismo. Un estudio sociológico , Madrid, Trotta, 2009. 15 Una aproximación general a este asunto, desde el ámbito concreto de la información religiosa, puede verse en J. VÁZQUEZ ALLEGUE, Teología de la comu- nicación: el concepto de noticia religiosa , en M. A. PENA GONZÁLEZ, J. R. FLECHA ANDRÉS y A. GALINDO GARCÍA, Gozo y esperanza. Memorial Prof. Dr. Julio A. Ramos Guerreira , O.c. , 937-963.
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