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BERNARDINO DE ARMELLADA No basta con explicar que el dolor y la muerte son, por voluntad de Dios, la moneda que acentúa el precio del amor. También es iluminador saber -siempre por la fe-, que el dolor y la muerte son de parte del hombre, por su voluntad extraviada, el precio de su pe­ cado. Conocer el origen de la enfermedad ayuda siempre a buscar y aceptar el remedio. La suerte del hombre está en las manos de Dios, que espera a que el hombre deje de querer poseerla exclusivamente en sus manos. 694 NAT. GRACIA LVIII 3/septiembre-diciembre, 2011, 669-694, ISSN: 0470-3790

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