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EL PECADO ORIGINAL, CLAVE PARA ENTENDER EL MUNDO DESDE LA FE ¿Es posible una responsabilidad moral inconsciente (virtual)? Escoto percibe y analiza las dificultades metafísicas y psicológicas que entraña este paso a una situación de ‘responsabilidad moral’, sin una decisión previa y libre que personalmente la acepte. Hay que explicar cómo la justicia original querida por Dios para todos los descendientes de Adán por el hecho de ser sus hijos, si se pier­ de por el primer padre, se pierde también para todos los envueltos de algún modo en la misma voluntariedad con la que Adán pecó. Escoto habla de una voluntad antecedente de Dios, que, al crear al hombre en Adán, le dio a éste la justicia original efectivamente, y a la humanidad entera virtualmente, comprometiendo a todos los indivi­ duos. En consecuencia, al perderse la justicia original efectiva por el acto pecaminoso voluntario de Adán, se pierde igualmente la justicia original virtual con una voluntariedad, no activa, sino en virtud de la participación personal de la humanidad común presente en Adán. Lo que parece contradictorio en una visión estrictamente indi­ vidualista del ser humano y a nivel de una pura naturaleza (que no es el ser del hombre), encuentra un apoyo antropológico en la visión del hombre como ser social, y un apoyo teológico en el destino co­ mún de la humanidad en Cristo. Se podría atisbar un eco en la na­ tura communis de Escoto, que se participa individualmente en cada uno de los seres singulares. Cada hombre, al ser engendrado, debía poseer, por voluntad antecedente de Dios, la justicia original y, en la visión cristocéntrica de Escoto, ser ordenado a su fin en la comuni­ dad, cuya cabeza es Cristo. Pero queda obstruido consecuentemente por la naturaleza común desorientada en Adán. Así es como este “deber tener la justicia original” y carecer de ella, coloca al hombre en situación de oposición a Dios, quien, no obstante, en la obra pre­ vista y realizada en Cristo, ofrece siempre su gracia a las voluntades humanas capaces de convertirse: Una comunidad de gracia que po­ tencia la responsabilidad individual, reverso positivo y generoso de Dios respecto de la comunidad negativa del pecado con incidencia en la condición moral de todo individuo. San Buenaventura habla de una múltiple depravación, uporque de la unión con el cuerpo el alma contrae debilidad, ignorancia, malicia, concupiscencia, de las NAT. GRACIA LVIII 3/septiembre-diciembre, 2011, 669-694, ISSN: 0470-3790 689

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