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EL PECADO ORIGINAL, CLAVE PARA ENTENDER EL MUNDO DESDE LA FE 9. LAS CIENCIAS SE QUEDAN A LA PUERTA DEL ORIGEN Y DESTINO SOBRENATURAL DEL HOMBRE Las cuestiones científicas de la evolución del ser humano dan pábulo al empeño racionalista de proclamar la imposibilidad del ori­ gen del hombre reducido a la pareja del Paraíso. La posibilidad de que el relato del Edén apunte a un hecho profundamente humano en su destino sobrenatural, no entra en los cálculos de la razón obs­ tinadamente cerrada en lo natural. Sería una nueva manifestación del pecado original que sigue actuando. Pero la fe se deja acompañar, no destruir, por la razón. El pecado original es, pues, el rechazo de par­ te del hombre, desde su existencia18, no desde su naturaleza, a reci­ bir de Dios la propia perfección que no está en su mano conquistar. En vez de aceptar el don sobrenatural que da sentido y esperanza a su vida, el hombre quiere ser ‘dios’ por sí mismo. De este modo contradice su propia naturaleza, que sólo puede alcanzar su perfec­ ción trascendente aceptándola como don gratuito del mismo Dios. Ahí está el núcleo de una tragedia humana sobre la que se tiende la respuesta salvadora de la misericordia divina. El pecado original entra en el misterio del sobrenatural: La dialéctica “pecado-redención” tiene una realización histórica y psi­ cológicamente sucesiva: Donde abundó el pecado... ‘después’ llegó la gracia. Jesús entra en el mundo a llamar a los pecadores que le han precedido. El tiempo se ha cumplido y el Reino d e Dios está cer­ c a ; convertios y creed en la B u en a Nueva ( Me 1,15). Esto se puede describir de maneras distintas. Pero la reflexión no puede limitarse a seguir la luz de la simple naturaleza. Entra en el misterio de lo sobrenatural que se tiene por la fe: el hombre tiene un fin que es 18 No entra en todo este contexto la cuestión metafísica de la identidad o no de esencia y existencia. La naturaleza se entiende en su ser esencial, sin el cual no sería ella misma. La existencia es su concreción actual, circunstancialmente inevi­ table. Se ha hablado ya, quizás siguiendo a K. Rahner, de elementos existenciales añadidos a la naturaleza. El sentido que se da no es homogéneo. En su explicación del ‘apetito natural’ lo hemos criticado hace muchos años en Una solución existen- cial alproblema del sobrenatural , en Estudios Franciscanos 62 (1961) 17-36. NAT. GRACIA LVIII 3/septiembre-diciembre, 2011, 669-694, ISSN: 0470-3790 683

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