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EL PECADO ORIGINAL, CLAVE PARAENTENDER EL MUNDODESDE LAFE (Visión actual y franciscana) (Rem tene, verba sequentur) BERNARDINO DE ARMELLADA Madrid Sin pretender demostrar racionalmente la verdad dogmática del pecado original, la experiencia muestra una pecaminosidad general que es más que la suma de los pecados individuales. Esto lo reconocen muchos sociólogos y especialmente los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Se trata de una maldad imposible de haber aparecido por generación espontánea, sino más bien por una causalidad común y misteriosa que va más allá de la responsabilidad personal, pero sin suprimirla. La síntesis de esta historia de rebelión contra el amor fiel de Dios la presenta San Pablo: Por la d esobed ien cia d e un solo hombre, todos fu e ro n constituidos pecad ores, a s í tam bién p o r la obed ien cia d e uno solo todos serán constituidos justos (Rm 5, 19). Los problemas que pueden surgir de la doctrina revelada del pecado original, por ejemplo La esp eran za d e salvación p a r a los niños q u e mueren sin bautism o , recientemente estudiado por la Comi­ sión Teológica Internacional (2007), no pueden debilitar la certeza de la doctrina revelada sobre el pecado original, como reconoce la misma Comisión Teoló­ gica. Por otra parte, la voluntariedad esencial del pecado implica la realidad del pecado original como un mal no insuperable, no constitutivo de la naturaleza del hombre. La gracia de Dios, siempre fiel es el contrapunto luminoso del amor divino, que si en cerró a todos los hom bres en la rebeldía, fu e p a r a u sar con todos ellos d e m isericordia (Rm 11,32). La razón queda a la puerta del misterio sobrenatural. Pero los signos reales del mal general encuentran en la doctrina del pecado original una réplica antropológicamente fiable frente a la ciencia materia­ lista que convierte al hombre en un robot, donde no hay espacio para la libertad, ni para el pecado. La libertad esencial del pecado original indica su fuente en una naturaleza radicalmente buena, por lo que es una enfermedad curable, cuyo reconocimiento es un presupuesto humano para su curación, como dice San Buenaventura. PALABRAS CLAVE: Pecado, original, pecaminosidad universal, personali­ dad corporativa, enfermedad curable, perspectiva interdisciplinar. NAT. GRACIA LV1II 3/septiembre-diciembre, 2011, 669-694, ISSN: 0470-3790 669

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