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HÉCTOR IGNACIO RODRÍGUEZ ÁLVAREZ sometido constantemente a prueba, y a cada instante existe la posi­ bilidad de que en su angustia, se eche atrás”111. Después de todo este recorrido quizá podamos habernos hecho una idea de lo que es la fe entendida de esta manera tan particular, quizá hayamos apreciado su valor y junto a ello quizá hayamos po­ dido proyectar algún sendero total o parcialmente nuevo con algún atisbo de esperanza. Pero si hemos logrado apreciar algún valor en la propuesta de Kierkegaard, que desde nuestra lectura hemos inten­ tado compartir, quizá valga el esfuerzo profundizar un poco más en ese último acercamiento al yo y su naturaleza, y revisar desde esta perspectiva si existe alguna estructura común y alguna común difi­ cultad para poner en práctica la propuesta ya esbozada. 111 S. KIERKEGAARD, Temory Temblor, Madrid, Tecnos, 1987, 55. 632 NAT. GRACIA LVIII 3/septiembre-diciembre, 2011, 577-632, ISSN: 0470-3790

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