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FUGA DEL YO ANTE EL MUNDO Y SU IMPERIOSA RESPONSABILIDAD SOCIAL no habría entendido la plenitud, sino que habría sonreído ante ella como un sueño de juventud 55. Abraham cree desde el principio, cree en la promesa de un hijo en la vejez, cree en lo absurdo de que nazca de una mujer anciana que ya no menstrua, cree que con ese hijo serán bendecidas todas las naciones; cree luego en la absurda bondad de sacrificar a su hijo por ser un mandato divino, cree hasta el final y su fe lo salva, le lleva a la plenitud. La fe es lo imprescindible en el deber ser56 kierkegaardiano, sin ella no se puede actuar de la manera más grande; pero aunque la grandeza sea cantada por este excepcional poeta , ya explicamos la particularidad con que es vista por el autor, y es importante acotar que no es en la fama donde radica el finy el sentido del movimiento de la fe, ya que la fama o la mundana admiración radica en aquello comprensible, el movimiento de la fe es un acto lleno de grandeza en el sentido paradójico referido, y si bien no puede ser admirable habrá que decir que: “una cosa es ser admirado y otra bien distinta es con vertirse en la estrella que sirve de norte y salvación al acongojado”57. Definitivamente no todos llegan a reconocer su congoja, pero es evidente que el fin de la fe radica en lo intrínseco a la fe misma; y esa salvación58y plenitud ganadas por la fe, no van referidas sólo a una vida postuma, van referidas a esta vida59, en una interioridad de 55 S. KIERKEGAARD, Temory Temblor , Madrid, Tecnos, 1987, 26. 56 Es necesaria una diferenciación entre lo que suele entenderse por “ética” y lo que represente para Kierkegaard esa determinación del modelo de conducta , ya que la ética se fundamenta en lo racional y este modelo de conducta se fundamenta y determina por medio de la fe. 57 S. KIERKEGAARD, Temor y Temblor , Madrid, Tecnos, 1987, 27. 58 La idea original de salvación en la teología hebrea farisaica y en la teología profètica judía no hacían referencia a lo postumo, alcanzar la salvación en esta vida, en cambio, se asemejaba a la manera en que hoy se habla de alcanzar la plenitud. (SACCHI, Historia del Juadísmo en la Época del Segundo Templo. Madrid, Trotta, 2004, C. 13.) 59 En esta interpretación de Kierkegaard también podemos encontrar una alu sión al Evangelio entendiendo al “Reino de Dios"y “Reino de los Cielos ” como la pleni tud: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: “Convertios , porque el Reino de NAT. GRACIA LVIII 3/septiembre-diciembre, 2011, 577-632, ISSN: 0470-3790 609
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