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FUGA DEL YO ANTE EL MUNDO Y SU IMPERIOSA RESPONSABILIDAD SOCIAL vida tantas veces como hubiera sido necesario; y si era un pecado, si no había amado a Isaac lo suficiente, tampoco podía comprender entonces cómo le podía ser aquello perdonado, pues, ¿qué pecado podía haber más tremendo?11. En esta dimensión del Pseudo-Abraham, vemos una manera de abordar la situación crítica del mandato, desde el llamado estadio ético , es decir desde una visión que fundamenta su actuar en la fa cultad de juzgar; es una postura en la cual, lo que marca la pauta es la razón, la sensatez, y por consecuencia lo general, lo establecido, la ley; trayendo como resultado que un mandato de esa naturaleza sea descartado a priori, aunque hubiese venido del mismísimo Dios; de hecho, para las personas que actúan desde este punto de vista, tal mandato es un sinsentido, porque suelen ver la voz de Dios en la ley, y cualquier cosa que atente contra la ley no podría venir de Dios, desde esta perspectiva cabe la pregunta: ¿es Dios el que da la ley o es el hombre el que crea a dios y a la ley? Desde esta perspectiva, toda voz de Dios deberá pasar por ello, por el comedido filtro de la razón, de la sensatez, del deber ser. Este actuar está simbolizado por el patrón de conducta moral presente en los héroes de las tragedias griegas, se pone esa concepción del bien y de la justicia ideal (ra cional) por encima de todo, por ello se renuncia al amor, por ello se renuncia incluso a la vida; es lo justo y lo sensato, es lo comprensi ble, lo compartible, es aquello que permite comprender al héroe en su actuar y compadecerlo en su tragedia, en su sufrir. Más allá de ello no puede haber nada, al menos nada que deba ser tomado en cuenta, nada que no sea insensatez y locura. Desde esta postura, actúa el Pseudo-Abraham en esta ocasión, pero desde acá no es posible comprender la acción del verdadero Abraham, lo cual indica que estas dos maneras de actuar son radical mente distintas. Abraham, al asumir como voz de Dios aquella que manda a sacrificar a su amadísimo hijo, atenta contra toda sensatez, y al disponerse a obedecerlo no puede afirmarse otra cosa que una 31 ID. NAT. GRACIA LVIII 3/septiembre-diciembre, 2011, 577-632, ISSN: 0470-3790 601
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