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HÉCTOR IGNACIO RODRÍGUEZ ÁLVAREZ 1.2.2. Palabra hueca Al cuestionar la manera en que se entiende la fe, se asoma una problemática lingüística, que denuncia la pérdida de significado que padece una palabra cuando es profanada en su uso y dicha profana­ ción se propaga, generalizando su nuevo y distante significado. Se hace una clara denuncia de un significado perdido o en pro­ ceso de pérdida. Y sin llegar a hacer una genealogía lineal, postmo- derna y “erudita”, se recurre al pasado originario de dicha palabra, al verdadero gen de la noción: la subjetividad del paciente21, para retomar o sugerir una noción, presuntamente más fiel, pero definiti­ vamente, distinta de la asumida en la época. Se introduce, pues, el problema lingüístico de la variación del significado de una palabra a partir de su uso y enmarcado en el tiem­ po, llegando a un punto en el que el significado inicial termina com­ pletamente desvanecido. Sin embargo, el momento más crítico de esta denuncia se encuentra en las causas específicas por las cuales a esta noción particular -la fe-, se le ha modificado su significado, asumiéndose, tal vez, de una manera terriblemente cómoda22. 21 Según la R.A.E. “paciente”, en filosofía, “es el sujeto que recibe o padece la acción del agente” (Real Academia Española, 2001). En este caso quisiera utilizar esta definición pero con una pequeña variación: sujeto que recibe o padece la acción del Agente. Sartre describe la filosofía de Kierkegaard como una apelación al signifi- cante.Q. SARTRE, M. HEIDEGGER, K. JASPERS, & OTROS, K ierkegaard Vivo, Madrid, Alianza, 1968). Me parece que una vez superada la moda de la utilización de la termi­ nología semiológica, podemos recurrir a la palabra pacien te , un término más humilde y más vinculado con el planteamiento kierkergaardeano. 22 ¿Qué factores afectan a una noción para que entre en ese proceso de variación lingüístico-semántico? ¿Qué tiene de particular la noción de fe para verse afectada por el uso? Kierkegaard suele dejar este tipo de cuestionamientos. Inspi­ rado por el espíritu socrático, pregunta por el significado de una noción o idea que se supone comprendida. Y no sólo plantea esto con respecto a la noción de fe, también lo hace respecto a varias nociones, tanto en éste como en otros textos. Así vemos su cuestionamiento a la noción de amor concebida como un sentimiento voluptuoso y pasajero; asimismo, realiza su cuestionamiento a la noción de cristia­ nismo asumida por su época, de una manera muy distante y casi opuesta a lo que él sostiene de dicha noción. 594 NAT. GRACIA LVIII 3/sept¡embre-dic¡embre, 2011, 577-632, ISSN: 0470-3790

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